El pianista Armando Merino rememorará a Ludwig van Beethoven con tres sonatas

Cultura

Con una serie de sonatas que son muestra de las diversas vertientes y la vida creativa del célebre compositor Ludwig van Beethoven (Alemania 1770-1827), el pianista Armando Merino, integrante de Concertistas de Bellas Artes, ofrecerá dos recitales: el viernes 21 de febrero a las 18:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y el domingo 23 a las 11:30 horas en el Salón de Recepciones del Museo Nacional de Arte.El programa, inscrito en el ciclo El arte del piano, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Música y Ópera, integrará Sonata No. 12, Op. 26 en La bemol mayor, obra que incluye en sus cuatro movimientos una marcha fúnebre y es intima e innovadora en el sentido formal, ya que invierte el orden tradicional de la sonata, detalló el intérprete.
Asimismo, la Sonata No. 26 Op. 81 en Mi bemol mayor, Los adioses, creada entre 1809 y 1810 y dedicada al archiduque Rodolfo de Austria durante su salida de Viena por la ocupación francesa, además de la Sonata No. 23 Op. 57 en Fa menor, Apppassionata, escrita en 1804. cuando Beethoven se encontraba con su alumno Ferdinand Ries en Dobling, al norte de Austria.
En entrevista, Armando Merino señaló que el programa es un homenaje por los 250 años del natalicio de Beethoven. “Voy a tocar tres de sus sonatas que se conocen por títulos que no fueron puestos por el propio compositor, sino por el público o los editores. Como forma musical y discurso la sonata es un plato fuerte de cualquier concierto, porque son obras grandes y están conformadas por varios movimientos”.
Comentó que las sonatas que interpretará son “como novelas que narran una idea musical en varias partes; se conforman de una estructura excelente para contar, musicalmente, algo dramático”.
Para el pianista, las sonatas de Beethoven son una parte fundamental en la mayoría de los recitales del mundo. Poner tres de ellas en un concierto se hace solo bajo la idea de un homenaje. Son sonatas que pertenecen a la segunda etapa musical de Beethoven, la cual se calcula a partir de 1800 y que contemplan los momentos importantes de su vida.
En su etapa intermedia, sus obras tienen una mayor predominancia por la emoción más que por el equilibrio entre la emoción y la forma. En sus primeras piezas el lenguaje se ajusta más a la forma, pero conforme avanza el tiempo le da más importancia al contenido, es decir, a la parte emotiva, aunque en toda su obra el cuidado de la forma fue siempre perfecto, aseveró el pianista.
Dijo que la importancia de Beethoven dentro de la historia de la música radica en que fue un compositor que modificó y rompió el estilo del clasicismo para abrir la puerta al romanticismo. “Beethoven fue un genio y pudo saber, sin confirmarlo, lo que escribía. El legado que deja en el ámbito de la sonata es un punto de referencia porque a partir de él nadie puede escribir sonatas si no se basa en las sonatas de Mozart, Haydn y, en muchos sentidos, en las de Beethoven con todas las emociones que existen en su música”.
Como integrante de Concertistas de Bellas Artes, Armando Merino prefiere hacer programas de un solo compositor, lo que le da oportunidad de volver a estudiar y profundizar en la obra del autor. “Este concierto será la posibilidad de disfrutar y agradecer el invaluable legado musical que nos dejó Beethoven”.
Armando Merino es licenciado en piano con mención honorífica por la Escuela Nacional de Música de la UNAM y maestro en artes musicales por The Manhattan School of Music de Nueva York, donde también cursó el ciclo de estudios profesionales. Su formación pianística contó con la tutoría de Néstor Castañeda, Guadalupe Parrondo, Nina Svetlanova, Artur Balsam y Michel Block.
Es profesor de tiempo completo en la Facultad de Música de la UNAM. Ha ofrecido conciertos en la mayor parte de estados de la República Mexicana y también se ha presentado en escenarios de Estados Unidos y Francia.
Sus discos contienen primeras grabaciones de obras de grandes compositores mexicanos. Destacan entre sus títulos: Azulejos. México y España a través del siglo XX; ‘S Wonderful, de los 20s y 30s en América; Manuel M. Ponce: los ocho ciclos para voz y piano; Capricho, los valses completos de Ricardo Castro, y una producción que recupera material inédito de este compositor: La Belle Époque.