El paisaje constituye una parte integral de la conciencia

Cultura

Abordado desde la filosofía de las culturas mesoamericanas, el paisaje es traído de vuelta como un elemento sagrado de conexión espiritual donde el ser humano y la naturaleza conforman una unidad, considera el arquitecto Saúl Alcántara Onofre, profesor-investigador de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en su más reciente libro.

Editado por el Seminario de Cultura Mexicana como parte de los festejos por su 75 aniversario, esta obra muestra la visión de poetas, filósofos, historiadores y artistas que han contemplado la naturaleza a lo largo de su historia y que gracias a ello han transformado su espíritu e ideas.

En El Paisaje, el autor aborda el tema como parte integral de la conciencia humana, definiendo la espectacularidad de la naturaleza como un sentimiento hacia un sitio sagrado y asegura que, aunque el término es de pensamiento reciente, su idea se remonta y se articula al sentido de lo maravilloso.

El también presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS México) profundiza en la importancia de la conservación del paisaje, como una forma de transmitir al futuro el mensaje cultural intrínseco del sitio y el trazo de su pasado, identificando en su geometría primigenia el diseño de los senderos y las huellas de su vegetación, pues al conservarlo se garantiza la permanencia de la materia vegetal que hace de un sitio un cedulario viviente de conocimiento.

Alcántara Onofre asegura que el paisaje es determinado como un espacio mítico que genera una emoción sagrada en relación con el pasado y el presente, “haciendo de éste un crisol en el que leemos la complejidad del mundo, pues en él la historia está contenida en la naturaleza, que a su vez refleja su propia cultura”.

Además el texto asocia el paisaje con la agricultura, actividad paisajística artística mientras se refiere a la forma en la que éste contiene en sí mismo los sucesos pasados que tuvieron lugar en él, auxiliándose de imágenes y fotografías comentadas por el autor, que llevan al lector a conocer horizontes naturales y arquitectónicos de todo el mundo cargados de expresiones culturales complejas.

Tal es el caso de los paisajes culturales –el agavero y las antiguas instalaciones industriales de tequila– que a consecuencia del proceso de crecimiento, reproducción y cosecha, logra plantaciones que generan un panorama agro-industrial determinado por las líneas ondulantes del agave que se adaptan a la topografía del territorio, cuya disposición de surcos y plantaciones lineares le confieren al territorio una textura y un color turgente al azul plomo.

El investigador aborda el tema como cultura, patrimonio mundial, artificio y evolución, pues cada paisaje presenta una indudable variedad de funciones recreativas y de representaciones de producción o bien de motivos, y es la suma de sus razones la característica principal que hace de cada paisaje cultural una obra abierta al tiempo.

El ser humano convive con la naturaleza desde su nacimiento y en el curso de su existencia forma parte integrante de ella, además es por naturaleza un constructor de polis; por ello la cultura está unida a la tierra, por ello la intervención humana puede cambiar la naturaleza con habilidad y respeto o bien destruirla.

La amplia trayectoria del doctor Alcántara Onofre lo ha llevado a realizar numerosos proyectos de restauración de monumentos históricos y paisajes culturales en distintos estados del país.

Además dirige la restauración del área arquitectónica del antiguo convento de Santa María en Pasión en el centro histórico de Génova, Italia, es miembro titular del Seminario Cultura Mexicana y asesor del Comité Científico Internacional de Paisajes Culturales.