El Museo Nacional de San Carlos enclavado en el corazón de la colonia

Cultura

Tabacalera, presenta la exposición Somos Tabacalera, un homenaje a la vida en este barrio y a quienes lo conforman. La inauguración se llevará a cabo el jueves 25 de julio, a las 19:30, y permanecerá en el recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura hasta el 12 de enero de 2020.
La muestra es una lectura histórica y multidisciplinaria con el fin de generar reflexiones en torno a la construcción de memoria e identidad como factores fundamentales para la conformación de nuevas dinámicas barriales en las que tanto el recinto del INBAL como la comunidad circundante interactúen como agentes de cambio social.
A través de más de 200 obras, entre pintura, fotografía, gráfica, arquitectura y cine, se abordan los diferentes momentos de auge y esplendor de la colonia Tabacalera, teniendo como eje la traza urbana y los diferentes edificios y monumentos que dan a la zona su particular fisonomía moderna y cosmopolita.
La exposición se conforma con obras provenientes de diversas colecciones, tanto públicas como privadas, que pertenecen a organismos, fundaciones y recintos, como el Museo de Arte Moderno, Museo Nacional de Arquitectura, Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, Biblioteca Nacional de México de la UNAM, Museo de la Ciudad de México, Lotería Nacional para la Asistencia Pública, Fundación Héctor y María García, Colección Antonio Caballero, Biblioteca Newberry de Chicago, Fundación Televisa y Fomento Cultural Grupo Salinas, entre otras.
La exposición se divide en seis núcleos, en el primero, Muros y memoria, se narra el inicio de la urbanización de la zona: la construcción de la Plaza de Toros y del edificio de la Lotería Nacional, la colocación de la escultura ecuestre de Carlos IV, la historia del Hotel Reforma y del Frontón México.
En el segundo, Vivir en la Tabacalera, se exhiben escenas de la vida cotidiana e imágenes de los trabajadores de la colonia: voceros, billeteros y vendedores, entre otros, así como de los primeros transportes públicos que recorrían estas calles, como el tranvía que circulaba tirado por mulas y que sería sustituido por la tracción eléctrica a principios del siglo XX.
Las obras evocan a las calles de la Tabacalera, nos invitan a voltear al pasado para recordar la entrada del general Almazán a la ciudad en 1937, las manifestaciones que varias actrices realizaron en 1945, el movimiento magisterial que se dio en 1957 y al Che Guevara y Fidel Castro durante su estadía en esta colonia.
El núcleo titulado Monumento a la Revolución relata la historia de este ícono de la ciudad, localizado en la zona central de La Tabacalera, cuya construcción, bajo la dirección del arquitecto francés Émile Bénard, inició en 1898, con la finalidad de albergar el Palacio Legislativo. Con el estallido de la violencia revolucionaria, la construcción fue abandonada y no fue sino hasta 1933 que se retomó el proyecto con el arquitecto Carlos Obregón Santacilia.
Fue inaugurado el 20 de noviembre de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas y a partir de 1942 se convirtió en el mausoleo de Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Francisco Villa y posteriormente de Cárdenas. En 1986 el sótano es adaptado para albergar el Museo de la Revolución.
Las apariciones de esta colonia en producciones del séptimo arte remiten a la importancia que tuvo en la industria cinematográfica. Ustedes los ricos, La noche avanza, Días de otoño y Entrega inmediata fueron algunas de las películas filmadas en la zona, elegida por los directores por su arquitectura moderna y sus atmósferas urbanas y cosmopolitas.
Finalmente, el núcleo Testigos de la historia narra el devenir del antiguo Palacio del Conde de Buenavista, sede del Museo Nacional de San Carlos. La marquesa de Selva Nevada, Antonia Gómez Rodríguez de Pedroso y Soria mandó construir a fines del siglo XVIII el palacete para regalo de su segundo hijo, José Gutiérrez del Rivero y Pinillos y Gómez. La obra fue concluida en 1805 por el arquitecto Manuel Tolsá (1757- 1816).
Un año antes que el palacio fuera terminado, el conde de Buenavista murió, por lo que el Palacio fue vendido al conde Antonio de Pérez Gálvez Crespo y Gómez, cuya familia poseyó el inmueble por más de cuatro décadas, periodo en el cual fue arrendado a distinguidos habitantes, entre ellos Antonio López de Santa Anna en el verano de 1843, año en que reestructura la Academia de San Carlos.
En 1864 pasó a manos de Maximiliano de Habsburgo y un año después lo otorgó como estancia a François Achille Bazaine, comandante en jefe del ejército franco-mexicano. Después, la propiedad pasó a manos del Estado, luego a las del general José Rincón Gallardo y, por último, a Francisco Iturbe. En 1899 se convirtió en sede de la Tabacalera Mexicana Basagoiti Zaldo y Compañía.
El antiguo Palacio del Conde de Buenavista fue sede de la Lotería Nacional, de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas y de la Escuela Nacional Preparatoria número 4. En 1965 se realizó el proyecto integral de restauración del inmueble, con el objetivo de rescatar la originalidad de sus espacios interiores y, finalmente, el 12 de junio de 1968, el entonces presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, inauguró el Museo de San Carlos y la Academia de Artes, con el propósito de albergar las colecciones más importantes de arte europeo de la Antigua Academia de San Carlos y la Academia de Artes.