El martirio de San Andrés de Rubens dialogará con la colección de arte novohispano del Munal

Cultura

Una pieza deslumbrante, El martirio de San Andrés (1639), realizada en la etapa final de la vida de Peter Paul Rubens (1577-1640), se presenta en el Museo Nacional de Arte (Munal) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
La obra representativa de la pintura flamenca barroca, reúne todos los atributos de la pintura del artista y dialogará con la colección de arte novohispano que posee el recinto, cuyos artistas siguieron los cánones de los maestros europeos, dijo Carmen Gaitán, directora del Munal.
Héctor Palhares Meza, coordinador de Curaduría del Munal, detalló las características de la pieza, realizada en la mejor época del artista, en el clímax de su trayectoria, cuando ya era un creador respetado y reconocido.
Señaló que en los talleres de pintura gremiales, los maestros como Rubens se rodeaban de discípulos y muchos de ellos intervenían en las obras. En el caso particular de El martirio de San Andrés, 90% fue pintado por el artista.
El lienzo, propiedad de la Fundación Carlos de Amberes, de Madrid, España, cierra su ciclo de itinerancia por varios espacios en el Museo Nacional de Arte, donde permanecerá hasta el 8 de diciembre para después retornar a España.
Palhares Meza comentó que Fernando Checa Cremades, ex director del Museo del Prado, destacó la relectura que puede hacerse de este cuadro a través de la influencia que ejerció en otros pintores, como es el caso de los que realizaron obra en la Nueva España y de quienes continúan volteando los ojos hacia Rubens.
Incluso hay artistas de performance que se han inspirado en Rubens, expresó. “Siempre hay una mirada interesada, no es un artista agotado como los grandes maestros, su influencia y modelos continúan vigentes. En este museo hay raíces, ecos y voces en muchas de las obras”.
El especialista en Historia del Arte, con posgrado en Historia de la expansión portuguesa y europea en la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa, habló sobre la iconografía del cuadro, del que también se presenta un dibujo preparatorio en donde se observan más personajes.
Mencionó la cruz en forma de “X” que no podía estar en la misma posición que la de Jesús, una plañidera que evoca a la Virgen María, mientras que Maximilia, esposa del cónsul que mandó crucificar a San Andrés, sería como María Magdalena.
El cielo y la tierra están frente a frente y sobresale el dramatismo y teatralidad de las figuras que aparecen en la obra, en la que también resaltan los colores y los juegos de luz y sombra.
En la sala donde se colocó la monumental obra de casi cuatro metros de altura y el dibujo preparatorio elaborado con grafito, carboncillo y gouche sobre papel montado en cartoncillo, se encuentra también una línea de tiempo de la vida de Rubens.
Comentó que este tipo de pintura de la vida de los santos se utilizaba como método didáctico para evangelizar sobre la virtud y la piedad. Las imágenes llegaban a la Nueva España y tenían fuerte impacto e influencia en la plástica virreinal.
En otras salas del Munal, el visitante podrá observar el paralelismo que existe entre El martirio de San Andrés y algunas piezas realizadas en la Nueva España, como es el caso de El descendimiento de Cristo de la cruz, de Baltasar de Echave y Rioja, quien toma elementos de la pintura barroca, como la luz, para acentuar el dramatismo de los rostros dolientes.
Sebastián López de Arteaga o José Juárez son otros pintores novohispanos que se ven influenciados por la obra de Rubens, como se aprecia en El martirio de los santos Justo y Pastor, de Juárez.
Uno de los artistas de mayor envergadura en esa época fue Cristóbal de Villalpando, quien a semejanza de Rubens presenta unas escenas muy recargadas, como en La anunciación del Arcángel San Gabriel a la Virgen María y Los desposorios de la Virgen, donde pinta drapeados e imprime gran naturalismo a sus obras.
Hipólito de Rioja pinta a Santa Úrsula y las once mil vírgenes, como modelo de fe y resistencia. Miguel Cabrera, otro importante pintor del Virreinato, crea La Virgen del Apocalipsis, utilizando también texturas de luz y sombra, pliegues y una composición teatralizada.
Las cédulas en las salas permitirán al público encontrar los vasos comunicantes entre la pintura de Rubens, cuyo estilo, técnica, colorido y dramatismo influyeron a la pintura novohispana, y la colección del Munal.