Carlos Galvez
Tras la culminación de la justa deportiva más importante de la región, México se colocó de forma histórica en el top tres del medallero panamericano, rompiendo así la marca del mayor número de preseas, ganadas fuera del territorio nacional.
Para elogiar el gran trabajo realizado por los atletas mexicanos, hemos decidido que estás líneas sean exclusivas para su reconocimiento, dejando de lado la pésima telenovela que se genera administrativamente dentro de las instituciones encargadas del deporte nacional.
Por supuesto que no queremos evitar la crítica, simplemente, no pretendemos ensombrecer el esfuerzo de los competidores, otorgando mayor relieve a las acciones u omisiones de burócratas deportivos, que a los logros de los atletas.
Quien haya practicado un deporte cualquiera que sea, conoce la complejidad y la voluntad que se necesita para realizar una actividad física que exige algún tipo de esfuerzo.
Quien además de practicar ese deporte, lo hace de manera competitiva, es sabedor de la disciplina, sacrificio y esmero al que se debe someter un individuo para cumplir sus objetivos.
Y quien al competir, logra triunfar y posicionarse como uno de los mejores, ha experimentado en carne propia el poder de la mente, la fuerza sobrehumana o el empuje emocional que se necesita para poder vencer a los demás oponentes.
Sincronizar el pensamiento y el movimiento, llevar al límite las capacidades, exigir a su máximo al cuerpo humano, son solo algunos de los desafíos a los que diariamente se enfrentan los deportistas.
El deporte es igualdad, pues parte del principio básico de que todos los seres humanos tienen lo necesario para llegar a la meta, aquí no hay discriminación y no le importa, ni los chairos ni fifís, simplemente reconoce a los que lograron romper los límites tanto del cuerpo como de la mente, alzándose así, como los mejores.
Las alegrías que nos unen como país, son muy pocas, el deporte sin lugar a dudas es una de ellas, sin sonar patrioteros, pero sí orgullosos de lo que somos, nos llega a suceder que al escuchar el himno nacional o ver a un triunfador ondear tu bandera, produce un extraño erizamiento en la piel, donde la euforia se apodera de tu ser y te exalta, porque aquel individuo que es muy parecido a ti (te representa), ha logrado vencer a muchos competidores y es proclamado el mejor en lo que hace.
La competencia en el deporte panamericano es noble, se trata de contender entre iguales y bajo condiciones similares, el talento la actitud y la disciplina son primordiales, el apoyo y el dinero son “opcionales”, pero todo aporta para lograr ser el mejor.
El esfuerzo de cada uno de los competidores mexicanos que nos representaron es único y personal, no se lo deben a nadie, al menos no políticamente, cada competencia fue sufrida y muchas fueron emocionantes, las batallas son suyas, pero las emociones y logros son de todos.
México necesita buenas noticias, y ustedes, nuestros deportistas, aportaron suficientes para revitalizarnos e impulsarnos en las actividades diarias, por lo que el orgullo que emanamos es un reconocimiento al esfuerzo y a la manera en que enfrentan la vida, saltando obstáculos y superando barreras.
Por ello les decimos ¡Gracias!, en primera por luchar, en segunda por triunfar y en tercera, por ser buenos seres humanos y buenos mexicanos.
Twitter: tromba18