El Cuarteto Brodsky interpretará un programa que va de lo oscuro a lo cálido en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes

Cultura

El Cuarteto Brodsky, uno de los ensambles británicos de música de concierto más importantes de fines del siglo pasado y principios del presente, volverá al Palacio de Bellas Artes para ofrecer un concierto único en experiencias y sonoridades, el domingo 24 de noviembre a las 17:00 horas en la Sala Principal del recinto de mármol.
“Nos hemos presentado en México muchas veces. Su público es muy afectuoso y sensible. Nos encanta tocar en su país. Ya hemos estado en el Palacio de Bellas Artes un par de veces, y somos muy afortunados de volver ahí”, asegura en entrevista el violista Paul Cassidy, quien integra la agrupación junto con los violinistas Gina McCormack e Ian Belton, y la violonchelista Jacqueline Thomas.
El programa que interpretará está conformado por Metro Chabacano de Javier Álvarez, Reflejos de la noche de Mario Lavista, el Cuarteto de cuerdas núm. 4 en re mayor de Dmitri Shostakóvich y el Cuarteto de cuerdas en fa mayor de Maurice Ravel.
Metro Chabacano ha sido descrita por la crítica como una obra vigorosa, genial y compleja, de aparente sencillez; minimalista, aún con el uso del contrapunto y de una variación de movimientos armónicos.
Por otra parte, Reflejos de la noche está construida a base de armónicos producidos por el roce de las cuerdas con un delicado movimiento del arco y una leve presión de los dedos de la mano izquierda sobre éstas, técnica que adentra al escucha en la cualidad tímbrica del sonido y que requiere de una pericia particular.
“Las piezas de Javier y de Mario son muy cercanas a nuestros corazones. Las hemos interpretado muchas veces durante 25 años. Incluso las grabamos. Se complementan una a la otra de manera muy bella. La de Mario es muy evocadora, única. No hay otra pieza en nuestro repertorio en la que toquemos sólo armónicos. Ya las hemos presentado en otras ciudades del país, pero no en la Ciudad de México. Nosotros ejecutamos principalmente música europea, estamos conscientes de ello, y esperamos hacer justicia a estas obras en tierra mexicana”, agrega el violista.
Al tiempo que la Unión Soviética detonaba su primera bomba atómica en un sitio de pruebas nucleares al noroeste de Kazajistán, Shostakóvich compuso su Cuarteto de cuerdas núm. 4 en re mayor y La canción del bosque. Al evocar la música popular judía, el autor expresó su rechazo al antisemitismo.
Ravel escribió su único cuarteto para cuerdas a los 27 años, mientras asistía a clases de composición en el Conservatorio de París con su profesor Gabriel Fauré, a quien le dedicó la obra, para la cual tomó como referencia cuartetos de Debussy, Mozart y Haydn, así como ritmos cruzados típicos del País Vasco y elementos del jazz.
El Cuarteto de cuerdas en fa mayor de Ravel “es una de las obras maestras icónicas del repertorio para esta dotación; se siente muy española. Está llena de ritmos y texturas; es muy bella. Por otro lado, la obra de Shostakóvich, dedicada a los judíos que sufrieron tanto, está llena de melodías judías. Tiene un elemento de esperanza, a pesar de todo el horror que encierra.
“También tocamos estas piezas todo el tiempo. Estamos emocionados de presentar este programa en el Palacio de Bellas Artes, y seguros que le encantará al público mexicano, pues es tremendamente variado musical y conceptualmente: va de lo oscuro a lo cálido.
“El Cuarteto tiene ya 47 años de existencia. Somos un ensamble muy sólido, extremadamente feliz y ocupado. Acabamos de grabar la integral de cuartetos de cuerdas de Beethoven, que saldrá a la venta en enero próximo, y estamos de gira constantemente por el mundo. Este año visitamos Australia, Nueva Zelanda, Países Bajos, Italia, Noruega… y ahora México. Estamos muy felices de regresar a su país. Lo esperábamos con mucho gusto”, refiere Cassidy.