El conocimiento abierto contribuye a preservar el dominio público en la web

Cultura

Los que luchan por acceso abierto, software y cultura libres contribuyen a preservar el dominio público en el contenido en línea sobre arte y tecnología, sostiene el doctor Jesús Octavio Elizondo Martínez, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En su obra Monopolios del conocimiento, Big Data y conocimiento abierto, detalla que la noción de dominio público está ligada a la de bien común, que refiere el grupo de cosas no sujetas a la propiedad intelectual: trabajos creativos e inventos cuya patente ha caducado, así como elementos culturales fundamentales no sujetos a propiedad privada, incluidos la lengua, el dialecto o el idioma.

En el libro, que plantea la urgencia y necesidad de cuestionar el acaparamiento del conocimiento ante los retos del Big Data y analiza las ventajas del saber abierto, el autor asegura que el dominio público y el bien común intelectual se parecen a los recursos naturales en la medida que deben ser protegidos de la rapacidad del control privado, sobre todo aquellos que siendo un producto o servicio puedan ser monetizados.

Como respuesta a este fenómeno surgieron los movimientos de resistencia que comparten el sentido del bien común como un conjunto de derechos por los que hay que luchar.

El investigador del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Unidad Cuajimalpa explica que en principio cualquier contenido digital es de acceso abierto (AA), puesto que todo material digitalizado se puede poner en línea sin costo y sin restricciones de uso.

Cualquier tipo de contenido puede ser digital: textos, datos, imágenes, audio, video, multimedia y código ejecutable; se puede tener en AA música, películas, noticias, novelas y software, recordando que el término acceso abierto fue acuñado por investigadores con el propósito de eliminar las barreras en el ámbito de la investigación.

El dinero público o privado usado para el financiamiento de investigaciones es una inversión considerada como retribución a la sociedad, pues esa es su misión y ese es el principio del que parte el movimiento.

Si, por el contrario, los académicos son convencidos para que dejen de regalar su trabajo para cobrar regalías perderían la libertad para investigar y crear, así como los beneficios que tienen en las instituciones de educación superior para explorar y, mediante el método de prueba y error, lograr descubrimientos y llevar el pensamiento, la ciencia y la cultura a nuevos horizontes.

Por lo tanto, es crucial el papel de las universidades como monopolios del conocimiento que a lo largo de la historia han logrado generar, preservar y difundir sapiencias a pesar de los embates del entorno y las transformaciones en la sociedad, aunque considerando la historia, es evidente que su tendencia es vivir en constante negociación.

En respuesta a esta inquietud, la UNESCO ha respaldado iniciativas que pretenden normar e impulsar el AA al conocimiento, en especial porque es una tarea que se encuentra en el centro mismo de su mandato, pues según se establece en su Constitución, esta organización se dedica a “la conservación, progreso y difusión del saber”, por tanto, parte de su razón de ser es construir sociedades del conocimiento y fomentar el acceso universal a la información y el saber.

El experto en cambio tecnológico reivindica los cuatro pilares que sostienen la idea de las sociedades del conocimiento: libertad de expresión e información; acceso global a la información y el conocimiento; aprendizaje de calidad para todos y respeto por la diversidad lingüística y cultural.

Muchas y diversas iniciativas han demostrado que el AA es económicamente viable, al dar a los lectores un poder extraordinario para encontrar y usar literatura relevante, y que ofrece a los autores y a sus trabajos una nueva visibilidad, legibilidad e impacto, finaliza.