El compositor y director de orquesta, Eduardo Mata, otorgó un lugar preponderante a la música de México y Latinoamérica

Cultura

Eduardo Mata, una de las más destacadas batutas que ha dado México al mundo, nació el 5 de septiembre de 1942. Considerado un genio de la dirección y la composición, destacó como creador de sinfonías, música de cámara, sonatas y música para ballet y ópera.
Mata llegó a dirigir hasta 90 conciertos al frente de reconocidas orquestas nacionales e internacionales. En su intenso periplo por el mundo, grabó una serie de discos hasta alcanzar la cantidad de 50, en los que siempre dio lugar preponderante a la música de compositores mexicanos y latinoamericanos.
Eduardo Vladimiro Jaime Mata Asiain (1942-1995) nació en la colonia Roma de la Ciudad de México. Cinco años después de su nacimiento, su familia se trasladó a Oaxaca, donde descubrió su afición y facilidad para la música, por lo que estudió guitarra de manera privada y se compenetró con la música típica de esa entidad: las bandas filarmónicas.
De regresó a la Ciudad de México, a partir de 1960 estudió composición y dirección en el Conservatorio Nacional de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), siendo alumno de Carlos Chávez, fundador de la Orquesta Sinfónica de México. En 1964 recibió la beca Koussevitzky para estudiar en el Instituto Tanglewood con renombrados compositores y directores como Max Rudolf, Erich Leinsdorf y Gunther Schuller.
Un año después (1965) fue nombrado director del Departamento de Música de la UNAM, asesor artístico y director de la Ópera de Bellas Artes. En esa época dirigió a la hoy Filarmónica de la UNAM (OFUNAM).
En 1972 viajó a Estados Unidos para dirigir la Orquesta Sinfónica de Phoenix. Luego vendrían (1974) la Filarmónica de Berlín y (en 1976) la Orquesta de Estocolmo, así como orquestas de Austria, Bulgaria y México. Posteriormente fue designado director titular de la Orquesta Filarmónica de Dallas (1977-1993), ciudad que lo nombró Ciudadano Distinguido.
Fue invitado a dirigir como huésped las orquestas filarmónicas más importantes de Alemania (Federal), Suecia, Dinamarca, Italia, España, Holanda y Estados Unidos, además de los mejores conjuntos en Argentina, Perú, Venezuela, Brasil y El Salvador, entre otros.
Sus compromisos internacionales, no fueron obstáculo para que Eduardo Mata regresara a México en 1976 para dirigir la Banda de Música del Estado de Oaxaca, entidad a la que llevó a la Nueva Filarmónica de Londres para presentarse en el Teatro Macedonio Alcalá.
A Eduardo Mata se le reconoce hasta hoy su contribución al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, especialmente a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, de la que han surgido destacados directores e intérpretes, como Gustavo Dudamel y el trompetista Francisco Pacho Flores.
En 1982 inauguró el tradicional Festival de Primavera para celebrar los 450 años de la fundación de la ciudad de Oaxaca. En 1985 dirigió la Banda de Música del Estado y a una pequeña orquesta integrada por músicos oaxaqueños, en el Teatro Álvaro Carrillo.
En 1984 ingresó como miembro de El Colegio Nacional y su discurso fue contestado por Jaime García Terrés; recibió numerosos premios y distinciones, como la Lira de Oro (1973) y el Premio Elías Sourasky (1975).
Autor de sinfonías, sonatas y música de cámara y ballet
Eduardo Mata es autor de tres sinfonías, música de cámara, varias sonatas y algunas piezas de ballet. Su ópera Alicia en dos actos, con libreto de Lazslo Moussong, quedó inconclusa.
Cuando era niño, Eduardo Mata tuvo la oportunidad de tocar los controles de un avión y prometió que un día conduciría su propio avión. Así lo hizo hasta que la mañana del 4 de enero de 1995, cuando pilotaba su propia avioneta para viajar de Cuernavaca a Dallas, Texas, el aparato falló y se precipitó a tierra a pocos metros de la pista de la que había despegado.
Eduardo Mata falleció a los 52 años de edad, sin que, a pesar de su prestigio y reconocimiento, haya alcanzado a mostrar su inmenso talento, según lo consideran muchos especialistas.
Mata expresó alguna vez: “En realidad la música no existe hasta que suena. Es decir, hasta que el intérprete la realiza en el tiempo. La responsabilidad del intérprete se convierte entonces en una forma de creación.”