El antropoceno puede provocar una crisis de habitabilidad del planeta

Cultura

Las necesidades de la urbanización –en términos de lo que necesita para el desarrollo de espacios, organizaciones de sistemas productivos y de mercados de consumo, entre otros– son las grandes responsables del trastorno de la Tierra, del cambio climático global y del ingreso en el Antropoceno, sostuvo el doctor Michel Lussault.

Durante el inicio de actividades de la primera edición del Diplomado Internacional Antropoceno Urbano –convocado por la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Escuela Urbana de Lyon, el Centro Mexicano de Estudios Mexicanos y Centroamericanos y la embajada de Francia en México– afirmó que como especialistas “intentamos comprender la relación entre la organización generalizada del mundo y el cambio global, el cual tiene un efecto inquietante en nuestra condición humana, ya que estamos persuadidos de que puede provocar una crisis de habitabilidad del planeta”.

El también miembro del laboratorio de investigación sobre el medio ambiente, ciudades y sociedades, impulsado por el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y la Universidad de Lyon, dijo que en dicha escuela “consideramos que el Antropoceno, este cambio global del sistema planetario, es en gran medida el resultado de un proceso de urbanización generalizada, observada desde la década de 1950, que afecta la integralidad del orbe y cuyas manifestaciones se observan en todas partes.

En el acto inaugural del diplomado –en el que participan especialistas y talleristas de América y Europa– el doctor José Antonio De los Reyes Heredia aseveró que desde hace dos décadas cuando el premio nobel Paul Crutzen acuñó el término Antropoceno se puso sobre la mesa una discusión científica y filosófica “en relación con el nombre de la época geológica que vivimos y si debe reflejar el impacto de la huella humana sobre el planeta”.

El Secretario General de la UAM agregó que para el científico Crutzen era claro el impacto de los sistemas globales que comenzaron a alterarse con el inicio mismo de la agricultura y, pese a cierto equilibrio establecido por miles de años entre el ser humano y la naturaleza, éste fue trastocado en el siglo XVII con la Revolución Industrial y prácticamente roto a mediados del siglo XX.

Este planteamiento ha provocado el cuestionamiento de la comunidad científica internacional y desde la multidisciplina, que es un espacio natural por la convergencia de los diferentes saberes, se han realizado ejercicios interesantes de reflexión en torno a las problemáticas ambientales, a la civilización-naturaleza y a la huella humana sobre el planeta, elementos asociados al concepto de Antropoceno, que tiene en la noción de urbe –por sus evidentes impactos sociales y ambientales– uno de sus referentes más claros.

De los Reyes Heredia destacó a la Universidad de Lyon como pionera en la oferta de una de las disciplinas científicas más actuales y que desde la Escuela Urbana impulsa nuevas propuestas pedagógicas, científicas y artísticas para investigar sobre el Antropoceno urbano y difundir los retos que implica la época tan compleja que vivimos acompañando una transición social, ecológica y económica que compromete a las sociedades.

El doctor Gustavo Pacheco López, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Unidad Lerma y coordinador del diplomado, señaló que en su primera edición abre camino en México en la discusión y formación de personal en una temática de vanguardia y de actualidad.

El Antropoceno encierra probablemente el reto mayor que enfrenta la humanidad, porque implica la sobrevivencia de la especie y la convivencia con otras que habitan el planeta, sin agotar sus recursos en el siglo XXI.

Ninguna otra generación humana ha tenido a su disposición el cúmulo de información, capacidades y recursos para transformar su entorno, por lo que “la nuestra deberá ser aquella que en la posteridad sea reconocida por haber logrado autorregularse en forma adaptativa”.

El diplomado une de manera interinstitucional, multidisciplinar e internacional a ponentes y talleristas de Francia, Argentina, Chile, Canadá, Estados Unidos y México para –con una metodología de investigación-acción– capacitar en forma intensiva a los diplomantes.

Tres son las etapas de esta metodología desarrollada y probada por diversas agencias de la Organización de Naciones Unidas: querer, saber y hacer, y en un total de 70 horas distribuidas en actividades sincrónicas y asincrónicas, entre noviembre y diciembre de 2020 y enero de 2021 se abordarán con estudios de caso los retos, incertidumbres y riesgos del acto fisiológico cotidiano e irreductible de la alimentación.

Lo anterior permitirá generar, a través de este diálogo interdisciplinario, proyectos de investigación que transformen la realidad desde ahora, siendo el sistema agroalimentario, una vía para abordar el Antropoceno. ¿Cómo alimentar a 10 mil millones de personas en el siglo XXI en forma sostenible? Esa es la gran pregunta, dijo el investigador.

El doctor Mariano García Garibay, rector de la Unidad Lerma, sostuvo que esta sede académica se ha destacado por sus estudios sobre la complejidad y la interdisciplinariedad, y “estoy seguro que será una gran actividad que alumnos y profesores de distintos departamentos sabrán aprovechar”.

En el marco de la apertura del diplomado el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, miembro de El Colegio Nacional, dictó la conferencia magistral Chicxulub y el inicio del Cenozoico, en la que habló de los efectos del último cataclismo que transformó el planeta Tierra y dio origen, al mismo tiempo, a la aparición de los mamíferos y de la especie humana.

El investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México explicó que los impactos de asteroides moldean los cuerpos y las superficies del sistema solar; en la luna, por ejemplo, pueden observarse sus enormes cuencas, producto de este tipo de fenómenos a lo largo del tiempo.

El estudio de los cráteres proporciona información sobre la evolución de planetas, satélites, asteroides y cometas, y es la herramienta utilizada por los científicos para los estudios geológicos, incluyendo la parte de la cronología de los sucesos, mediante un método muy sencillo, pues mientras más cráteres tenga una superficie, mayor edad tiene y con ellos pueden hacerse los mapas geológicos de los astros.

Los cráteres son de tamaños distintos y los más grandes cuentan con diámetros de cientos de miles de kilómetros. En la Tierra sólo hay tres ejemplos de ellos y uno es el Xicxulub, al noreste de la península de Yucatán, cuyo impacto hace 65 millones de años “marcó la transición entre las eras del mesozoico y el cenozoico, coloquialmente el fin de los dinosaurios y el paso de los reptiles a los mamíferos”.

El cráter de Xicxulub representa “un laboratorio de modelado para entender los procesos dinámicos de los impactos” y, por lo tanto, una ventana para comprender el sistema planetario.

Sobre el Antropoceno dijo que la humanidad está “levantando la temperatura a escalas similares a las que teníamos en la época de los dinosaurios” y, en una escala de tiempo, la pequeña diferencia es que en vez de que “tardemos varios millones de años en hacerlo, lo vamos a lograr en unas cuantas décadas”.

En la ceremonia inaugural estuvieron también la doctora Julie Le Gall, investigadora del CEMCA y co-coordinadora del diplomado, y el arquitecto Juan Casanelles, investigador de la Escuela Urbana de Lyon y responsable de Relaciones Internacionales con América Latina.