Diseccionan las entrañas de las lenguas indígenas para salvarlas

Cultura

En el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevó a cabo, este 4 de septiembre, la Primera Jornada de Complejidad Oracional en Lenguas Mexicanas que, ante la amenaza de extinción, busca contribuir a compilar, preservar y difundir datos sobre las estructuras internas de estas hablas.

En 1997, Thomas E. Payne vaticinó que en el siglo XXI se extinguirían tres mil de las seis mil lenguas habladas en el mundo, de las cuales alrededor de cuatro mil han sido descritas de manera inadecuada o nunca se han abordado. Bajo ese panorama, este foro académico se concibió como una modesta aportación al esfuerzo por documentar, en el contexto mexicano, algunas de las lenguas indígenas del país, explicó el lingüista José Coronado Hernández, coordinador de la jornada.

El investigador de la Dirección de Lingüística del INAH explicó que lo básico de una lengua es la oración con un solo verbo, con un sujeto o un objeto identificable sin mayor problema, pero cuando ésta tiene dos verbos o más, la complejidad se hace evidente porque hay que determinar los argumentos de cada uno; cada lengua utiliza diferentes estrategias para expresar esa cualidad.

En esta jornada académica, con sede en el Museo Nacional de Antropología, los especialistas analizaron distintos tipos de estrategias en diversas variantes de lenguas: la zapoteca de San Pablo Güilá y la de Santa Ana del Valle; la tének, la chuj, la mazahua, la maya yucateca, la zapoteca, la náhuatl y el español. Coronado Hernández explicó que se incluyó el español por ser la lengua nacional y porque fue la del contacto con las hablas indígenas durante la Conquista.

El lingüista señaló que la importancia de describir, registrar o documentar oraciones complejas, se encuentra en que estas estructuras están relacionadas con la naturaleza de la mente humana y revelan las formas en las cuales la información es codificada, comunicada y, por lo tanto, adquirida.

La jornada fue presentada por el director de Lingüística del INAH, Julio Pérez Luna, quien comentó que la complejidad oracional le recuerda a sus primeras clases de gramática, cuando estaba consignado que la oración era la unidad básica de expresión gramatical.

“Con el tiempo vimos que la oración es la unidad con la cual se expresan los pensamientos en las lenguas, y que cada una tiene una manera diferente y particular de expresar su visión del mundo, del universo. De ahí la importancia que tienen los estudios acerca de nuestras lenguas, vistas desde dentro, desde su estructura”, dijo.

Resaltó la necesidad y vigencia que tiene la investigación básica de nuestro patrimonio lingüístico, en un momento en el que la prioridad está dirigida hacia la lingüística aplicada, anotó.

“Sin demeritar la urgencia que tienen nuestras comunidades indígenas de la implementación de políticas y acciones que incidan en la reversión de la pérdida de sus lenguas y en su revitalización, la investigación sobre ellas resulta imprescindible, pues de allí derivan conocimientos necesarios para la adecuada toma de decisiones.

“No se puede defender algo que no se conoce”, sentenció el lingüista al considerar que a partir del conocimiento se puede definir el material pedagógico para enseñar determinada lengua, y así incidir en su revitalización.

El director de Lingüística comentó que una de las condiciones por las cuales se pierden las lenguas es la discriminación y marginación a las poblaciones que las practican. “Es un problema heredado desde la Conquista: el conquistador impuso su lengua y es la que marca la hegemonía. ¿Qué hemos hecho a lo largo de 500 años de la Conquista? Continuar el esquema de coloniaje de la lengua española en relación con nuestras lenguas indígenas.

“Por eso, una solución que hemos visualizado varias instituciones e investigadores, es la urgencia de un cambio de política lingüística a nivel de Estado.  Sí se han dado cambios de apertura y reconocimiento legal y social hacia nuestras comunidades, hacia sus tradiciones y manifestaciones culturales como la lengua, pero no se ha detenido ni revertido el proceso de desplazamiento o pérdida de lenguas”.

Pérez Luna explicó que, de 1940 a la fecha, las hablas indígenas se han perdido entre 70 y 75 por ciento. “Esto indica que la actual generación tiene que hacer algo para revertir y revitalizar. Es necesario entender que deben darse políticas diferenciadas porque las lenguas son diferentes, el número de hablantes varía, las condiciones que guardan las comunidades a lo largo del país son particulares y las necesidades son distintas.

Finalmente, comentó que varias instituciones, entre ellas el INAH, tratan de incidir en un cambio de políticas a través de propuestas conjuntas entre investigadores y organizaciones, como el Grupo de Acompañamiento a Lenguas Amenazadas (GALA), las cuales tratan de hacer conciencia en los funcionarios, en las instancias que toman las decisiones, para que haya un cambio de políticas.