Daniel Corral: de la depresión al éxito

Deporte

Tras su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, el gimnasta mexicano Daniel Corral tuvo una de las etapas más complicadas de su vida.

“Al no lograr lo que esperaba me retiré dos años, tuve depresión y viví una etapa dura emocionalmente. No podía ver videos ni nada sobre la gimnasia, me dolía mucho cuando las personas me preguntaban sobre mi carrera deportiva”, compartió el seleccionado.

Fue entonces cuando el originario de Baja California Sur comenzó un proceso de sanación encaminado a la reconciliación con su disciplina.

“A mi deporte le tengo agradecimiento y cariño, simplemente no podía seguir así toda la vida, con resentimiento”.

Daniel regresó a los procesos clasificatorios y en octubre pasado obtuvo su boleto a los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

“Estoy contento de alcanzar el máximo sueño de un deportista, de pertenecer a un grupo selecto que tiene la oportunidad de medirse a los mejores. Es la primera vez que siento que hago realmente gimnasia, siento que soy el favorito de la vida”.

Además de la depresión, Corral tuvo que superar una cirugía en el hombro.

“Hubo muchas piedritas en el camino, incluso había momentos que no creí lograrlo. Con ayuda de mi familia y novia definí que para poder sanar era necesario quitarme la espina de unos Olímpicos y buscar la única medalla que me falta”.

¿Qué esperas de tus terceros Juegos Olímpicos?

“Quiero hacer una competencia de la que pueda sentirme orgulloso y cuando llegue el momento de retirarme tener bonitos recuerdos. No quiero terminar mi carrera con el sentimiento de frustración con el que culminé mi participación en Río”.

Muchos de los rivales del mexicano son 10 años menores por lo que debe prepararse de manera inteligente.

“Mis cargas de trabajo son diferentes, como atleta conoces tu cuerpo y lo que necesita para sentirse sano. Prepararme junto con atletas más jóvenes me empuja a subir mi nivel, a realizar cosas que incluso no me atrevía a hacer”.

Más que medallas, Daniel pretende dejar un legado a las nuevas generaciones. “Quiero que sepan que no hay sueño que no se cumpla y que los límites están en la mente, no en el cuerpo”.