Cuando el otoño entra en reposo, homenaje al escritor Jaime Labastida, en la Sala Manuel M. Ponce

Cultura

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, en conjunto con la Academia Mexicana de la Lengua, organizan el homenaje Cuando el otoño entra reposo…, dedicado a la trayectoria del escritor sinaloense Jaime Labastida. Se llevará a cabo el 16 de junio, a las 12:00, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Además de reconocer las aportaciones de Jaime Labastida en distintas áreas en las que ha dejado huella, también se celebran 80 años de vida del autor. En la actividad participarán Adolfo Castañón, Felipe Garrido y Jorge Ruiz Dueñas, con la moderación de Gonzalo Celorio, director de la Academia Mexicana de la Lengua.

“Es un hombre de un gran dinamismo que todo lo hace bien, es un gran administrador, un gran filósofo y poeta”, opina Vicente Quirarte en entrevista. Sobre su quehacer poético, dice: “La claridad que mantiene en su pensamiento no le impide emocionar en su poesía, y es una poesía que cada vez se ha ido haciendo más grave, más breve, más concreta, precisamente por el conocimiento que tiene del humano y eso lo mantiene en permanente actividad”.

Poeta, ensayista, filósofo, periodista y académico mexicano, Jaime Labastida nació el 15 de junio de 1939 en Los Mochis, Sinaloa. Fue director de la Academia de febrero de 2011 a febrero de 2019, es doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), también doctor honoris causa por la misma institución. En 1990 hereda la tarea de Arnaldo Orfila como director de la editorial Siglo XXI. Miembro de número de la Asociación Filosófica de México, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

“Su trayectoria es reconocida en cada una de las áreas que ha ejercido. Jaime Labastida es un ser versátil, es poeta, escritor, crítico, organizador, administrador y editor. Es también un amigo de las artes, ha sido un académico y en todas las actividades que ha realizado ha puesto su marca”, afirma Adolfo Castañón.

Menciona que “hay una iniciación que tiene que ver con el grupo de La espiga amotinada, donde estuvo asociado a Jaime Augusto Shelley, Oscar Oliva, Eraclio Zepeda y Juan Bañuelos, que publicaron dos libros bajo el impulso de Agustí Bartra, que fue en realidad quien los inventó como grupo”.

En ese primer momento de su obra —agrega Castañón—, hay una intención muy marcada por el interés, el compromiso político, civil e histórico y también por la idea amorosa. Pero a lo largo de esta extensa biografía poética, que se recapitula en una primera instancia en la antología Animal de silencios, incluso un poco antes, empieza a darse una mayor expresión entre lo filosófico y lo poético, vocaciones que están indisociablemente entrelazadas en su quehacer.

La obra poética de Jaime Labastida cuenta con los libros: El descenso (1960), A la intemperie (1970), Obsesiones con un tema obligado (1975), Dominio de la tarde (1991), Animal de silencios (1996), Elogios de la luz y de la sombra (1999), y En el centro del año, (2012), entre otros.

En sus obras de orden filosófico o de crítica literaria e histórica sobresalen Estética del peligro (1986), La palabra enemiga (1996), Humboldt: ciudadano universal (1999), y Cuerpo, territorio, mito (2000), El edificio de la razón (2007), El universo del español, el español del universo (2014); en los que también se incluyen estudios de ciencia, otra de sus áreas de interés.

Jaime Labastida, quien además ha incursionado en el mundo periodístico, ha publicado en Excélsior, Revista Siempre! y fue director de Plural durante 20 años. Ha colaborado en programas de radio, como Plural a la carta. Algunos de los premios que le han otorgaron son el de poesía Jaime Sabines e Internacional de Poesía Ciudad de la Paz, 1981; Nacional de Periodismo, 1984; Nacional de Literatura José Fuentes Mares, 1987; Xavier Villaurrutia 1996; Nacional de Ciencias y Artes, en Ciencias Sociales y Filosofía, 2008, y la Medalla de Oro de Bellas Artes, 2009.

Finalmente, la amplia actividad de Labastida lo mantiene atento de lo que viene, un ejemplo de ello son los premios que organiza con Siglo XXI a la narrativa y al ensayo joven. “Él no ha perdido sus raíces en Sinaloa, pues está yendo y viniendo, es una persona muy activa y celebramos sus años con mucho gusto, sobre todo porque son años activísimos, saludables… Y recordaré por último un dato curioso, en el horóscopo chino, Jaime Labastida está tutelado por el signo de la liebre, y la liebre es muy inquieta y anda de un lado para otro”, concluye Adolfo Castañón.