Consternación en el Cecut por la muerte del maestro José Díaz de la Garza

Cultura

El Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, se unió a las muestras de consternación por el deceso del pintor y serigrafista José Díaz de la Garza, autor de los grabados que se encuentran en las mamparas del Museo de las Californias y colaborador en el mural “Los que quedan” (2001) de Marta Palau, entre otras contribuciones a este recinto.

El maestro Díaz de la Garza, quien falleció este fin de semana, fue un artista gráfico y docente especializado en pintura y serigrafía que mantuvo una estrecha relación con el Cecut a lo largo de los años 90 y la primera década de este siglo.

José Díaz de la Garza estudió Administración en la Universidad Nacional Autónoma de México, Economía y Sociología en Londres, Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado «La Esmeralda» y en el Colegio de la ciudad de San Diego (San Diego City College).

Durante su residencia en Tijuana, impartió clases en la Escuela de Artes en la Universidad Autónoma de Baja California, uno de los pocos lugares en la región para estudiar y experimentar con la técnica de serigrafía, donde se formaron varias generaciones de artistas a quienes el maestro Díaz de la Garza incentivó a explorar y crear.

Asimismo, colaboró con la asociación cultural Río Rita, la academia France Culture, El Colegio de la Frontera Norte y el Cecut, donde participó en varias exposiciones colectivas, además de su trabajo en el Museo de las Californias, recinto en el que aún están presentes sus grabados y el referido mural de la maestra Palau, en el que también colaboraron Alberto Gassol, Enrique Ciapara e Hilario Hernández.

Como artista, en 1994 expuso enFronteras sin fronteras. Expo-taller de monotipia”, muestra de obra gráfica sobre el fenómeno fronterizo, paralela a exposiciones hermanas en Ciudad Juárez, Chihuahua, y Nuevo Laredo, Tamaulipas, en colaboración con El Colegio de la Frontera Norte, bajo la coordinación de Amalia Malagamba y Gilberto Cárdenas.

Dos años después, en 1996, participó en “Talleres de monotipia. Obra chicano-mexicana”, muestra de monotipios que exploraba la narrativa visual de representaciones, símbolos y metáforas sobre la frontera común, en colaboración con El Colef y coordinada también por Amalia Malagamba.

En 2003, el trabajo del maestro Díaz de la Garza estuvo presente en “Pintura neograffiti. Proyectos independientes”, exposición de artistas regionales que exploraron con el graffiti y la estampa, en colaboración con el Colectivo Bulbo, y en 2008 participó en la V Bienal Internacional de Estandartes, certamen de obra en formato gigante bajo la curaduría de la maestra Marta Palau.

En 2009 participó en “Pensamientos vagos”, de Alexis Mata “Ciler”, Intervención del espacio con personajes que habitan en las calles y realizados en diferentes técnicas gráficas.

La huella del maestro Díaz de la Garza está impresa también en el disco compacto “Monotipia”, que recopila una década de obra gráfica expuesta en el Festival Internacional de la Raza entre 1984 y 1994, en la que el maestro serigrafista intervino de varias maneras, y que lanzó el Cecut para celebrar su 25 aniversario, con la colaboración de la UABC y El Colef.

En reconocimiento a su trabajo como artista y su trayectoria como maestro de serigrafía, así como sus contribuciones a la institución, el Cecut publicó en 2018 el libro “Écfrasis” que ofrece un recorrido a través de los recuerdos de José Díaz de la Garza, apoyándose en sus pinturas y en los poemas de Claire Joysmith, quien estuvo presente en la reedición del libro durante el Encuentro Literario Norte 32°, celebrado en 2019.

En esa ocasión, la poeta estuvo acompañada por el coordinador del Programa de Investigación y Divulgación de la subdirección de Exposiciones del Cecut, Sinhue Guevara Flores, y el diseñador gráfico José Manuel Cruz Vázquez, quienes encomiaron el trabajo del maestro Díaz de la Garza, plasmado no solamente en las imágenes que contiene el libro y en las obras presentes en la institución, sino ante todo en su labor al frente del Taller de Serigrafía durante los años en que el artista vivió en Tijuana, donde formó a varias generaciones.