Congreso de la Ciudad de México hace un llamado para fortalecer al INAH en su 80 aniversario

Cultura

El 80 aniversario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es motivo de celebración y orgullo, pero también de reflexión autocrítica para asumir los desafíos que la institución tiene en el presente. Su compromiso, reiteró su director general, el antropólogo Diego Prieto Hernández, es con “las personas, los pueblos, las comunidades y, desde luego, su comunidad: investigadores, académicos, arquitectos, restauradores, trabajadores administrativos y manuales”.

Con esta afirmación, el titular del INAH concluyó su discurso durante la sesión solemne que, a propósito de esta significativa conmemoración, se celebró en el Congreso de la Ciudad de México. Encabezada por el presidente de la mesa directiva, el diputado José de Jesús Martín del Campo, la asamblea fue ocasión para reconocer los aportes del organismo federal en el reforzamiento de la identidad mexicana a través de la protección, investigación, conservación y difusión de su patrimonio cultural.

Ante los 42 legisladores locales reunidos en sesión, y tras el posicionamiento de los diversos grupos parlamentarios que integran el Congreso, el director general del INAH hizo una breve revisión del devenir del instituto, desde sus antecedentes anclados en el siglo XIX, con el establecimiento del Museo Nacional y la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, hasta su creación como institución de “cuño cardenista”, en 1939.

Diego Prieto retomó la exposición de motivos de ley que dio origen al INAH. Entre las justificaciones de su instauración estaba el “dar mayor importancia a la labor que desarrolla el gobierno federal en la conservación y el estudio de los monumentos nacionales y de las razas indígenas”, tanto en México como en el extranjero.

A lo largo de ocho décadas, el INAH ha generado un extenso programa de investigación en arqueología, lingüística, historia, etnohistoria, etnología, antropología social, antropología física, paleontología, así como en arquitectura, conservación, restauración y museología.

Su director general enumeró las funciones sustantivas con las que cumple el INAH, siendo autoridad en materia de conservación y protección de monumentos y zonas arqueológicos, artísticos, históricos y restos de fósiles o bienes paleontológicos; centro de investigación científica aplicada en las especialidades de su competencia; una entidad que imparte educación superior con tres escuelas (dos nacionales y una que atiende el vasto norte del país); y organismo que administra acervos, museos y zonas arqueológicas.

En sus distintos posicionamientos, los grupos parlamentarios se mostraron conocedores y conscientes del inmenso patrimonio bajo custodia del INAH: 191 zonas arqueológicas y una de carácter paleontológico recientemente abierta al público en Rincón Colorado, Coahuila; más una red de 160 museos, tanto de carácter nacional y regional, como locales, comunitarios y de sitio, por mencionar sólo una parte del patrimonio material que preserva, sin considerar la ardua labor que lleva a cabo para el conocimiento de la pluriculturalidad de las sociedades en México.

Las posturas de las bancadas fueron escuchadas atentamente por la comunidad del INAH representada por su titular, Diego Prieto, y sus ex directores: la historiadora Teresa Franco, el etnólogo Sergio Raúl Arroyo, el restaurador Luciano Cedillo y el embajador Alfonso de Maria y Campos, además de sus coordinadores nacionales, directores de área y de museos, representantes sindicales e investigadores eméritos, entre ellos Eduardo Matos Moctezuma, Noemí Castillo y Jorge Angulo.

A esta sesión solemne por el 80 aniversario del INAH acudieron también la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Lucina Jiménez; Eduardo Villegas, coordinador nacional de Memoria Histórica y Cultural de México; Mardonio Carballo, titular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura; Susana Harp y Sergio Mayer, quienes encabezan respectivamente las comisiones de Cultura en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados.

En su intervención, la diputada por el  Partido Acción Nacional (PAN), Margarita Saldaña, hizo hincapié en uno de los principales retos que afronta el INAH hoy en día: la rehabilitación de los inmuebles históricos dañados tras los sismos de septiembre de 2017, “donde tenemos un gran compromiso, una gran tarea, un gran reto; pero no solamente se necesita del tiempo para poderlos restaurar rápidamente, sino de un gran presupuesto para poderlo realizar, además el de las empresas con la experiencia requerida para trabajar con este tipo de monumentos”.

La diputada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Gabriela Osorio, consideró que “hoy estamos frente a una coyuntura histórica en la que se tiene la posibilidad de superar en colectivo los retos que se enfrentan y recuperar los valores primordiales de los pueblos, para salvar nuestra enorme deuda con ellos, así como aprovechar la experiencia acumulada de trabajadoras y creadores, todo ello con el fin de fortalecer nuestra identidad y regresar al camino de la defensa irrestricta de nuestro patrimonio material e inmaterial”.

Por su parte, la legisladora Evelyn Parra, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), resaltó descubrimientos trascendentes realizados por los expertos del INAH, que han servido para conocer parte del pasado mesoamericano y dar a la arqueología mexicana reconocimiento a nivel internacional: la tumba del gobernante maya Pakal en Palenque, por Alberto Ruz Lhuillier, el rescate del Templo Mayor de Tenochtitlan por un equipo dirigido por Eduardo Matos Moctezuma, y recientemente la exploración del túnel del Templo de la Serpiente Emplumada en Teotihuacan, o el hallazgo en una cueva inundada de Quintana Roo, del esqueleto más antiguo de América: Naia.

Ese trabajo incansable —continuó la diputada— requiere la asignación de un recurso más alto, “ya que el INAH realiza una gran labor por toda la investigación, tecnología y personal que se requiere en los trabajos, y la necesidad de preservar, estudiar y difundir el patrimonio histórico de la nación”.

Al respecto, el parlamentario del Partido de la Revolución Institucional (PRI), Ernesto Alarcón Jiménez, hizo un llamado a retribuir los grandes aportes que el INAH ha brindado a México con un presupuesto justo y adecuado a las múltiples tareas que desarrolla su personal especializado, de manera que “no es permisible abandonar ramos tan importantes como lo es nuestra historia pues, como ha mencionado nuestra propia Constitución, es lo que define a nuestra nación, nos identifica como mexicanos y nos distingue en el mundo.

“El trabajo del instituto es titánico, pues la cultura mexicana es vasta y compleja, por lo que es necesario hacer un reconocimiento a los hombres y mujeres que han dedicado la vida a la conservación y difusión de nuestra historia”, expresó el diputado.

En su respuesta, el director general del INAH recalcó que se atenderá “el interés de todos sus trabajadores: de base, de estructura, de confianza, de contrato o contratados en proyectos, quienes requieren seguridad laboral y respeto a la continuidad de sus esfuerzos”.

Acompañado de su comunidad académica, el INAH afrontará “la búsqueda de nuevas y fructíferas vías de entendimiento solidario para dar certidumbre a la permanencia, la fuerza y la presencia de nuestro instituto, para con ello, beneficiar a todos los mexicanos que en primera instancia son los legatarios legítimos de nuestro inmenso patrimonio cultural”, concluyó su Diego Prieto. Dicho lo anterior, los vítores del colectivo del INAH resonaron en el centenario palacio legislativo, augurando muchas décadas más para esta institución.

Al término de la sesión solemne en el Palacio Legislativo de Donceles, el director General del INAH, Diego Prieto Hernández, inauguró el montaje museográfico 80 años del INAH, esbozo de una historia, en el vestíbulo del Auditorio Benito Juárez del Congreso de la Ciudad de México, ubicado en Plaza de la Constitución número, 7, donde permanecerá abierta al público durante dos semanas, con el fin de que a través de una línea del tiempo conozca parte de los momentos y logros más significativos en ocho décadas de trabajo.