Con la obra El ensayo del titiritero, Carlos Converso plantea un alegato a favor del teatro y la validez del arte

Cultura

Un alegato a favor del teatro y del trabajo del actor, pero también una indagatoria acerca de la validez del arte en el mundo contemporáneo es lo que plantea la obra El ensayo del titiritero, pieza escrita y dirigida por Carlos Converso, la cual ofrece temporada de jueves a domingo en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Carlos Converso, referencia obligada en el teatro de títeres para adultos, con más de 40 años de trabajo, aseveró que la obra es un proyecto viejo que quería hacer “para hablar de la validez del arte, preguntar para qué sirve y qué ha cambiado luego de años de trabajo, constatar si ha servido para algo”.
Con la actuació del propio Carlos Converso, apoyado por Rubén Reyes y Jaime Mendoza, la obra da créditos a la compañía Mano y Contramano, de la ciudad de Xalapa, Veracruz, donde se ha presentado en más de 80 funciones con el beneplácito del público.
En el escenario, una silla, dos pequeñas mesas, una cama, un radio, ropa y cortinas sirven de marco para contar la historia de un titiritero que ensaya una nueva obra acerca de un viejo actor que llega al hospital después de un infarto. Ambos personajes, uno de carne y hueso y otro de hule espuma, comparten las mismas preocupaciones: la vejez, la muerte y el sentido de la vida.
Teatro dentro del teatro, el montaje mezcla realidad y ficción con lo que preocupa al artista: su futuro y el paso del tiempo, en el plano real, y las fantasías del titiritero que por momentos dialoga con Mefistófeles para ver si consigue le devuelva treinta o cuarenta años de vida.
Carlos Converso recurre al arte del actor como elemento principal del teatro, y también al manejo de títeres de diferentes tamaños, así como a las máscaras, realizadas por el propio director, y la musicalización de Joaquín López Chapman y video de Raúl Suazo.
Carlos Converso explicó que con El ensayo del titiritero su propuesta es hacer “un alegato en favor del arte, del teatro, del actor”, a partir de diversos temas como su enfrentamiento a la vejez, la enfermedad y la muerte, y plantear el tema de la validez del arte: si tiene todavía sentido hacer arte frente a un mundo contemporáneo lleno de convulsiones políticas y sociales.
Por ello, comentó, al principio de la historia se oyen noticias en la radio, para que en el montaje esté presente la realidad, “porque quiero decir que el arte no es un castillo de cristal en el que el artista se encierra, al contrario, el artista siempre está en contacto con la realidad”.
Aunque Converso consideró que por momentos el panorama en la obra puede parecer oscuro, enfatizó que el arte, y la cultura en general, siempre dan un brillo de esperanza: “De hecho, la frase final, ‘mañana continuo con el ensayo’, es para decir ‘la vida continúa, no me voy a paralizar por la realidad, mañana seguimos’, porque vale la pena seguir y el arte de alguna manera purifica, da otra aureola, otro sentido a la vida”.
“Luego apareció el suceso real del hombre en el hospital y ahí encontré el pretexto de la historia: la de un actor viejo que enferma e ingresa a un sanatorio para ser operado del corazón y, mientras tanto, en el plano de la realidad, se habla de la profesión, del teatro, de las artes en general: ¿vale la pena hacer arte?”, dijo.
El ensayo del titiritero ofrecerá temporada hasta el 21 de abril, con funciones los jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00, excepto los días 18 y 19.