¿Cómo vamos…? 6 meses de la 4T

Deporte

Carlos Gálvez

A seis meses del inicio de la presidencia de Andrés Manuel, resulta atractivo para la agenda pública de esta semana, la realización de un primer corte de caja respecto al desempeño del mandatario al frente de esta nueva y compleja encomienda llamada “Gobierno de México”.

Si bien es cierto, que una evaluación de políticas públicas considerada sensata, requiere de un delicado equilibrio entre la racionalidad del consenso político versus  la racionalidad del análisis tecno-económico, resulta también cierto, que podemos realizar un primer y superficial acercamiento a los elementos más relevantes del nuevo gobierno, sin caer todavía en una valoración real de su eficacia y eficiencia.

No reconocer que las cosas se están haciendo de manera diferente, sería la primer reducción u obstáculo que debemos superar, aun así, “diferente” no necesariamente significa “mejor” pero para ser justos, tampoco significa “peor”, sino más bien, se debe entender como esos ajustes políticos a herramientas existentes que el poder institucionalizado utiliza para resolver problemas de sus gobernados.

Dos son los grandes campos de acción gubernamental elegidos sobre muchos otros existentes, a los que daremos espacio para ser analizados, ya que estos temas son los que más diferencias han presentado respecto a lo que se venía realizado con anterioridad, nos referimos a la comunicación del gobierno y la implementación de programas sociales.

COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO:

  • Lo rescatable

En cuanto al modelo de comunicación que AMLO implementó, saltan a la luz algunos elementos particularmente relevantes, por ejemplo: el cambio de la “cultura del control a la cultura del diálogo” es decir, del poder ejercido sobre los ciudadanos al poder con los ciudadanos, es así que Obrador optó por acercarse a sus gobernados a través de distintos mecanismos que permiten una mayor interacción entre gobernantes y gobernados, una comunicación bidireccional que tiene como innovación el escuchar a la sociedad para gobernar de manera conjunta.

No sólo se trata de las denominadas “mañaneras”, en las que diariamente el presidente informa sobre avances o implementaciones de políticas públicas, sino que también ha echado a andar un incipiente pero necesario sistema de participación ciudadana, que cuenta con muchas deficiencias operativas, instrumentales y de diseño, pero que tienen como finalidad el “escuchar para gobernar”,  nos referimos por supuesto a las consultas ciudadanas, encuestas y a la implementación del sistema “participa” (https://www.gob.mx/participa/inicio)  que permite a los ciudadanos interactuar con el gobierno para el diseño, operación  e implementación de políticas públicas.

La imagen del gobierno y del presidente como institución también ha cambiado gracias a este modelo de comunicación, la conversión efectuada en “los pinos” de residencia oficial a museo y “casa de todos los mexicanos”, así como  utilizar aviones comerciales y esperar junto con todos los demás ciudadanos, emite mensajes poderosos de acercamiento, incluso para sus opositores, quienes son capaces de encarar y reclamar frente a frente al mandatario sin ningún tipo represión por parte de las instituciones del orden o del cuerpo de seguridad encargado de proteger al presidente.

  • Lo cuestionable

El gobierno y los ciudadanos deben ejercer mayor presión para convertir estos mecanismos de participación en instrumentos reales de colaboración, pues se prestan a la simulación, incurren en deficiencias graves de procedimiento e instrumentación que neutraliza cualquier esfuerzo de una democracia participativa, se está propiciando un diálogo incierto y confuso que alienta la polarización en lugar de la participación.

 

PROGRAMAS SOCIALES:

  • Lo rescatable

El actual gobierno Federal, inició a marchas forzadas la implementación de distintos programas sociales prometidos durante la campaña presidencial y ratificados en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

Un gran acierto de la actual administración, es haber eliminado a los intermediarios que tradicionalmente fomentaban el clientelismo y cometían diversos actos de corrupción, por lo que la entrega directa de recursos y la amplia cobertura de los programas (niños, jóvenes y adultos mayores), generan confianza entre los ciudadanos ya que el cumplimiento de compromisos, reconstruye la reputación de un gobierno y crea lazos de cooperación y colaboración entre los actores de la estructura socio-política.

Algo que debemos rescatar del objetivo de algunos programas sociales implementados por la 4T, especialmente los dirigidos a los niños y jóvenes, es que por primera vez la misión ya no es dar paliativos para la eliminación de la pobreza, sino brindar oportunidades para arrancar de las manos de la delincuencia a este sector de la población.

 

  • Lo cuestionable

La desaparición de intermediarios no elimina automáticamente el clientelismo, la falta de mecanismos para inhibir y castigar las malas prácticas y abusos cometidos por los propios beneficiarios, hace a los programas vulnerables y tentadores para cometer severos actos de corrupción , de igual manera, la administración pública federal debe evitar que los beneficiaros se  conviertan en clientes cautivos de un sistema asistencialista ineficiente, por lo que será necesario un  sistema de contraprestaciones donde el beneficio sea retribuido con acciones sociales que reconstruyan el tejido social.

Por último y a manera de conclusión, resulta importante señalar que las políticas públicas, están hechas de palabras de forma oral y escrita, por lo que la discusión, la persuasión y la argumentación son vitales para su evaluación y funcionamiento, es por ello que, los ciudadanos, los legisladores, los funcionarios, los expertos  y los medios de comunicación deberán aportar su perspectivas y sus criterios particulares.