Cierran con éxito su presencia en el Palacio de Bellas Artes la Filarmónica de Los Ángeles y Gustavo Dudamel

Cultura

En su segundo concierto en el Palacio de Bellas Artes, la noche de este miércoles 13 de noviembre, la Filarmónica de Los Ángeles (LA Phil), con su director artístico y musical Gustavo Dudamel al frente, cosecharon un nuevo y rotundo éxito al dar una muestra de sus convicciones artísticas: ofrecer al público una variedad inspiradora de música a través de su compromiso con las obras fundamentales del repertorio clásico universal y la exploración aventurera del repertorio contemporáneo.
En la celebración en México de su centenario como agrupación artística –y del 85 aniversario del recinto anfitrión–, LA Phil dio muestra de sus contenidos musicales diversos e innovadores, poniendo en evidencia la maestría artística y la visión de la orquesta de entablar lazos de comunicación con la aldea global, dejando un grato sabor de boca en los asistentes.
El programa de esta noche estuvo formado por La consagración de la primavera, del ruso Ígor Stravinski; Téenek – Invenciones de territorio de la mexicana Gabriela Ortiz, y Must the Devil Have All the Good Tunes? del estadounidense John Adams, éstas últimas dos comisionadas por la agrupación en años recientes.
De esta forma, en los conciertos organizados por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, estuvieron presentes México, Rusia y Estados Unidos a través de sus compositores, pero también Venezuela, país de origen de Gustavo Dudamel, además de China-Beijing a través de la pianista Yuja Wang, solista invitada de la noche, y una multitud de nacionalidades que se dieron cita por medio del amplio y diverso público que por segundo día abarrotó el palacio de mármol.
La noche comenzó con la interpretación de Téenek – Invenciones de territorio, obra comisionada por la Filarmónica de Los Ángeles a la compositora mexicana Gabriela Ortiz, cuyo estreno en América Latina se llevó en el recinto de marmól. La respuesta de la mexicana fue una obra que coincide con la idea de la orquesta y Dudamel de explorar la identidad de los pueblos a través del reconocimiento del otro, de las diferencias, eliminando de esa forma la arbitrariedad de las fronteras.
En su desarrollo, la obra significó una virtuosa interpretación en la que destacaron la versatilidad de las diferentes secciones instrumentales de la orquesta, en especial las percusiones, y las constantes referencias a la música tradicional de los estados del centro de la República Mexicana, donde Téenek es el nombre de un pueblo originario y una lengua indígena que aún se mantiene viva.
A invitación del director venezolano, Gabriela Ortiz subió al escenario, y entre aplausos el público reconoció a una compositora constante, deslumbrante y que con esta partitura se coloca en la lista de autores mexicanos que recurriendo a la música tradicional que logran una obra de alcances universales, como Carlos Chávez, Blas Galindo, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo y Arturo Márquez.
Luego de esta primera impresión, tocó turno a una obra comisionada por LA Phil para celebrar en su temporada 2018-2019 el centenario de su fundación, uno de los numerosos encargos para tal fin: Must the Devil Have All the Good Tunes? del estadounidense John Adams.
Éste fue, sin duda y para beneplácito del público, un auténtico concierto para piano y orquesta a todas luces experimental y contemporáneo que en su “frenética, irregular, variada y compleja interpretación” ofreció sonidos con reminiscencias de jazz, blues, funky y swing estadounidenses, en una orquestación que incluyó un bajo eléctrico y diferentes tipos de teclado.
Y por si esto fuera poco, las partes solistas estuvieron a cargo de una de las pianiastas más destacadas de la actualidad: Yuja Wang, quien con su virtuosismo y sensual presencia despertó exclamaciones de admiración y aplausos a raudales, haciéndola volver al escenario hasta en dos ocasiones para ofrecer de regalo de deslumbrantes interpretaciones de obras para piano.
Hasta aquí el embeleso había llegado por la música contemporánea, sin embargo, en la segunda parte hizo acto de presencia una de las obras clásicas del repertorio mundial: la polémica pero reconocida La consagración de la primavera, del ruso Ígor Stravinski, un homenaje a una de las estaciones del año, pero a partir de su particular punto de vista: en la antigüedad, la bonanza que conlleva la primavera tenía que ser ganada a fuerza del sacrificio humano.
Y en ese tenor, Stravinski escribió una obra que la crítica consideró al principio, por su vanguardismo, como cruel, irritante, escandalosa, pero que con el tiempo alcanzó prestigio como una de las obras más influyentes del siglo XX. La intepretación de LA Phil rememoró todas esas vicisitudes y despertó vigorosos aplausos de los asistentes, lo que hizo que la orquesta ofreciera como encore una alegre y festiva marcha.
De esta forma la Filarmónica de Los Ángeles cerró sus actividades en el Palacio de Bellas Artes, lo cual incluyó clases y ensayos con jóvenes alumnos de las escuelas de música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Sin embargo, aún queda una oportunidad de escuchar a la LA Phil en México. Esto será el jueves 14 de noviembre en el Auditorio Nacional con un programa formado por Fuga con pajarillo de la Suite para cuerdas, de Aldemaro Romero; Guasamacabra, de Paul Desenne; Huapango, de José Pablo Moncayo, y diversas obras de John Williams escritas para el cine.