Tras La comunidad de los corazones rotos (Asphalte) presentada en Proyecciones Especiales en 2015, Samuel Benchetrit vuelve a la Croisette con Cette musique ne joue pour personne (Love Songs for Tough Guys) seleccionada en Cannes Première. Una comedia absurda y poética que narra el sensible descubrimiento del arte por parte de seres solitarios, imperfectos y profundamente humanos. Entrevista con el director.
Cette musique ne joue pour personne es un cuadro de la vida cotidiana de los trabajadores de la clase obrera de Dunkerque. Ya rodó en Bruselas para Dog, y en Colmar para La comunidad de los corazones rotos… ¿Brindan los paisajes del norte una atmósfera especial a sus películas?
Son paisajes que me atraen de una manera completamente mística… Hay algo bastante frío en la arquitectura natural, los cielos y la luz. Y, al mismo tiempo, una acogida muy cálida y tierna por parte de la gente del norte. De hecho, pedimos a algunos estibadores locales que participaran en algunas escenas.
El reparto incluye a François Damiens, Ramzy Bedia, JoeyStarr, Gustave Kervern, Bouli Lanners, Vincent Macaigne, Vanessa Paradis, Valeria Bruni Tedeschi… ¿Cómo eligió a los actores para interpretar a estos héroes del día a día?
A decir verdad, hice la película para trabajar con ellos. Ya había rodado con la mayoría. Todos tenían algo que me gustaba para encarnar a los chicos. Visualicé este grupo, que me recordaba a los amigos de mi padre. Además, se conocen bastante bien en la vida real. Los personajes de la película conforman una especie de familia: me basé mucho en su complicidad, en su conexión personal.
¿La ternura parece haber sido la palabra clave en la concepción de este proyecto… ¿Fue también una directriz en el estudio a la hora de dirigir a sus actores?
Sí, la ternura es lo que guía mi vida, más allá de la película. Me interesan mucho las relaciones basadas en la ternura. El estudio se caracterizaba por su extrema ternura, es cierto. Podría pensarse que con este elenco de actores, habría sido una locura… ¡Que también lo fue! Pero nunca perdimos la ternura, la elegancia, fue muy agradable. La película trata de la gente que se enfrenta a la ternura. Desde el principio de la película, hacen frente a un lío con el que tendrán que lidiar, pero encuentran la delicadeza, un poema en lo más profundo de su ser, para afrontarla.
«La ternura es lo que guía mi vida, más allá de la película. Me interesan mucho las relaciones basadas en la ternura.»
La música ocupa un lugar importante en la película, es evidente en el título… ¿Fue para usted la manera más universal de describir la historia de la agitación que supone el descubrimiento del arte en sus vidas?
Sí, la música fue mi puerta de entrada. O el silencio, que también es una música elegida. Cette musique ne joue pour personne es la música del corazón, es el amor, que toca de vez en cuando, y luego se detiene. Hay dos tipos de música en la película: los solos de piano de Gonzales, y las canciones de variedades y de amor, que pueden encontrarse en la radio Nostalgie que el personaje de Ramzy escucha a lo largo de la película. La música da ritmo a la película y también aporta un poco más de melancolía.
¿Cómo ve este regreso a Cannes como parte de la selección Cannes Première?
Estoy muy contento de ir a Cannes, es un festival muy importante. Allí ves grandes películas, te enfrentas a tus compañeros. Y hay cierta emoción por reencontrarse con el equipo de la película, más aún después del año que acabamos de pasar…
