Carlos Monsiváis, de coleccionista a lector apasionado de la historieta mexicana

Cultura

Carlos Monsiváis no sólo es un referente cuando se habla de la Ciudad de México, por sus crónicas o las múltiples colecciones de luchadores o juguetes tradicionales, sino también por sus gatos y por la atracción que sentía por otros papeles de la vida y por defender los derechos de las minorías.
Este 4 de mayo se celebra el 81 aniversario del natalicio de Carlos Monsiváis, un singular intelectual mexicano que no rehuía ni renegaba de la cultura popular mexicana en todas sus modalidades.
Además de libros y revistas, el ensayista también se sentía atraído por otras actividades de la vida, como actuar en algunas películas (Los Caifanes y En este pueblo no hay ladrones), pero sobre todo por las historietas de Gabriel Vargas.
Para nadie es desconocido que el autor de Amor perdido, Recetario del cine mexicano y Por mi madre, bohemios, entre muchos otros títulos, además de los libros y el mundo académico, se declaraba un fanático de las historietas mexicanas, sobre todo de La Familia Burrón, de Gabriel Vargas, incluso en el fondo bibliográfico que se localiza en la Biblioteca de México permanece una cantidad de ejemplares al alcance del público: 50 mil materiales, de ellos 25 mil volúmenes es de libros y otro tanto de folletos y materiales en distintos formatos, así como publicaciones periódicas que reunió el también periodista a lo largo de su vida.
Sobre su amor por las tiras cómicas, Carlos Monsiváis señaló en cierta ocasión que las comenzó a leer desde niño, al mismo tiempo que conocía a los griegos antiguos.
“Creo que lo primero que leí de Gabriel Vargas fue Los superlocos, una serie absolutamente delirante para mis posibilidades de entendimiento infantil y que no he vuelto a releer, pero que me entusiasmó uno de sus personajes magnético, símbolo, suma, síntesis de la picaresca mexicana que se llamaba ufónica y gloriosamente Jilemón Metralla y Bomba”, recordó el escritor.
Posteriormente, conocería otra historieta de Vargas: El Señor Burrón o vida de perro. “Estoy tratando de darle una coherencia a mis recuerdos que siempre falsifico”, aseguró.
Comentó que Regino Burrón “representaba todos los símbolos de virtud y de la bondad hogareña que me resultan muy difíciles de pasar”; en cambio, su esposa, Borola, era lo contrario.
La Familia Burrón, una historieta mexicana
Cuando La Familia Burrón se convirtió en una gran historieta fue cuando empezó “mi pasión”. Se puede decir que llevo todo el tiempo leyendo está historieta, “es un hábito, es una adicción. Aún en los muy bajos momentos de Vargas, que necesariamente tiene alguien con una producción tan abundante e incesante, siempre encuentro algo que me hace seguir leyéndola”.
Su pasión lo orilló a escribir alrededor de 200 artículos sobre esta historieta. Una de esas razones es porque le atrajo la “enorme invención idiomática” del caricaturista nacido en 1915 y que sigue “vigente como pieza literaria”.
Monsiváis dijo que La Familia Burrón es “la creación de un mundo personal y la distorsión de una realidad más que el reflejo, la distorsión burlona y satírica de una realidad, creo que de reflejo tiene bastante poco y que las veces en que acentúa más el reflejo es cuando la historieta se cae. Es sobre todo una distorsión, una caricatura muy bien lograda”.
Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo
Carlos Monsiváis apareció en algunos episodios de esa historieta y aún la gente puede ver su caricatura en el mural Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo que se encuentra en la calle de Regina.
Allí, el ensayista aparece al lado de los personajes Borola, Don Regino, Foforito, Regino hijo (alías El Tejocote), Macuca, Satán Carroña, Briagoberto Memelas, La Divina Chuy, La Tía Cristeta, Boba Licona y Susano Cantarranas, entre otros.
Como un moderno Lon Chaney, Carlos Monsiváis era el hombre de las mil máscaras, al grado de que otro tema casi desconocido de su vida fue haber formado un grupo de rock humorístico, Los Tepetatles, una mezcla entre Los Xochimilcas y The Beatles.
Pero no se trató de un grupo cualquiera, sino de uno conformado por Sergio Arau, José Agustín, José Luis Cuevas, Vicente Rojo, Marco Polo Tena, Marcos Lizama, José Luis Martínez El Bayoye y Julián Bert.
A 81 años de su natalicio, aún hay mucho Carlos Monsiváis por descubrir.