Benedetta: safismo y cristianismo en el siglo XVII

Cultura

Cinco años después de Elle, el realizador culto de RoboCop (1987), Desafío total (Total Recall, 1990) y Las brigadas del espacio (Starship Troopers,1997), regresa en Competición con Benedetta. Virginie Efira se pone los hábitos de esta religiosa lesbiana carismática y sensual de la Italia del Barrocco. Una dosis de erotismo en la Selección del Festival con el sello de Paul Verhoeven.

Raros son los documentos archivísticos que atestiguan con tanta minuciosidad una relación lésbica nacida entre las paredes de un convento de la Italia del siglo XVII. La historia de Sor Benedetta, revelada en el libro de Judith C. Brown “Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy”, bastó para despertar el interés del director de Instinto básico (Basic Instinct, 1992). Al llevar a la gran pantalla la historia de esta mujer influyente, respetada primero y procesada después, Paul Verhoeven se mueve por temas tan espinosos y delicados como la religión, la sexualidad y la manipulación política en el seno de la Iglesia. Unos temas por los que tiene predilección y que ha desarrollado junto a su guionista, el americano David Birke.

En este documento auténtico descubierto en Florencia, las actas del proceso estaban tan trufadas de detalles sexuales aportados por la monja Bartolomea (Daphné Patakia), amante de Benedetta, que el secretario judicial deja patente su desconcierto a través de la letra alterada de sus notas.

Benedetta crece en una sociedad dominada por los hombres: para la época, tiene tanto talento como visión de futuro, es tan manipuladora como creativa. La religiosa disfruta de una influencia notable en su convento de los Teatinos y en Pescia, su ciudad, en Toscana. Para encarnar a este personaje, Paul Verhoeven ha confiado el papel a Virginie Efira, convencido por la interpretación de su rol en Elle, su largometraje seleccionado en 2016 y protagonizado por Isabelle Huppert. También forman parte del reparto Lambert Wilson, que interpreta al nuncio, y Charlotte Rampling, que encarna el papel de la abadesa Sor Felicita y que también aparece en el filme de François Ozon Tout s’est bien passé (Everything Went Well), en Competición.

Las escenas se han rodado a la luz de las velas en homenaje a Barry Lyndon, de Stanley Kubrick, aunque en esta ocasión, con la ayuda de la tecnología digital, solo ha bastado una para aportar a la película esa atmósfera desconcertante que la distingue.