Baglilik Hasan (Commitment Hasan), la mirada de Semih Kaplanoğlu

Cultura

Tras Commitment (Baglilik Aslı), el cineasta turco Semih Kaplanoglu realiza Baglilik Hasan (Commitment Hasan), la segunda parte de su trilogía iniciada en 2019. El film, seleccionado dentro de la sección Un Certain Regard, pone en escena la lucha de un hombre del campo contra la invasión de la modernidad.

¿Cuál fue su inspiración para realizar este film?

Mientras esperaba la salida de mi película Bugday (Grain), cuya realización llevó cinco años, empecé a escribir historias sin parar. Baglilik Hasan (Commitment Hasan) es el segundo largometraje de la Commitment Trilogy (Trilogía Commitment), inspirada en estas historias cortas, en las que se abordan los conflictos humanos a los que nos enfrentamos. Estas se centran alrededor de la búsqueda metafísica de varios personajes de distintas clases sociales y de diversos orígenes. Mi deseo es transmitir el dolor del ser humano, los remordimientos y la desesperación que se esconden en nuestro ser más profundo, y a la vez intentar escenificar las divergencias y contradicciones más superficiales. Creo que el origen de este sufrimiento tiene algo que ver con el vínculo invisible y auténtico que nos une unos a otros. Baglilik Hasan se centra en ese vínculo aparentemente roto que une a dos hermanos entre sí de manera profunda y eterna.

«Mi deseo es transmitir el dolor del ser humano, los remordimientos y la desesperación que se esconden en nuestro ser más profundo a la vez que intento escenificar las divergencias y contradicciones más superficiales». Semih Kaplanoğlu

Explíquenos su manera de trabajar y el ambiente en la escena de rodaje. ¿Tiene alguna anécdota?

Empiezo a construir mi película buscando lugares en los que rodar. El relato va madurando a lo largo de esos viajes. La naturaleza, los rostros, la luz y la sombra, los vergeles, los ruidos nocturnos y los animales permiten que me aleje del guion para transportarme de lleno en el auténtico mundo del film. Un día en que hacía un calor sofocante, fui a una tetería para hacer un descanso. Casi todas las mesas situadas bajo la sombra de un arce estaban ocupadas por agricultores exhaustos por el calor. De repente, como si hubieran presentido algo, se levantaron y se marcharon apresuradamente. Mientras intentaba comprender lo que pasaba, vi llegar frente a la tetería un joven sudando vestido de traje y con maletín. Pidió un refresco al camarero que limpiaba las tazas y los vasos de zumo aún medio llenos. A continuación, lanzó un vistazo a su alrededor con una sonrisa irónica; era evidente que la escena le resultaba muy familiar. Así fue cómo ese joven acreedor al acecho de los agricultores endeudados por préstamos que no pueden pagar se convirtió en un personaje de la película.

¿Puede decirnos algunas palabras sobre sus actores?

La primera vez que vi a Umut Karadağ (Hasan) fue en una foto hecha en el plató de una serie de televisión. Me estaban proponiendo al actor que tenía a su lado para el papel, pero Umut fue el que me llamó la atención. No sabía nada de él, ni siquiera su nombre. Sin embargo, su expresión en la foto se parecía a esa expresión ancestral de los hombres que trabajan la tierra. Gracias a la paciencia de Umut, creo que hemos convertido ese rostro en una imagen emblemática. Nuestro querido Bergman tenía razón: el cine empieza por el rostro humano.