Aspiración legítima, igualdad en derechos para académicas y académicos

Cultura

Realizar adecuaciones legales que permitan a los hombres mayor participación en tareas de cuidado de los hijos y familiares, así como diseñar y generar cursos con perspectiva de género para los integrantes de comités académicos de evaluación para la contratación, promoción e investigación, fueron algunas de las propuestas presentadas en el conversatorio “Políticas de igualdad de género para la comunidad académica durante y después del confinamiento”.

En la sesión donde la coordinadora para la Igualdad de Género de la UNAM, Tamara Martínez Ruiz, dio la bienvenida, Ana Buquet, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, aseguró que la división sexual del trabajo es uno de los ejes más duros de esas desigualdades.

“El tema de las responsabilidades familiares, tareas domésticas y de cuidado, siempre ha sido un gran obstáculo para las académicas, profesoras e investigadoras”.

Lo anterior se debe a que las académicas dedican a esas actividades hasta 20 horas a la semana, tiempo que no destinan al avance de su trayectoria profesional. En ese sentido, abundó, difícilmente se tendrán condiciones de igualdad de género si ellas son quienes principalmente se ocupan de esas responsabilidades y ellos tienen la “suerte” de tener una esposa o pareja que les resuelva esas ocupaciones.

En la pandemia, señaló Buquet, se incrementaron las tareas domésticas y de cuidado, y a eso se sumaron las educativas en las cuales las madres apoyan a sus hijos en actividades escolares. Por eso, si los hombres tienen derechos al cuidado, significaría que se comprometan en condiciones de igualdad al espacio familiar y doméstico.

Julia Tagüeña, del Instituto de Energías Renovables, consideró que las académicas han sido más afectadas por la emergencia sanitaria. Los hombres siguen publicando, en tanto que ellas bajaron su productividad porque realizan más cosas.

La científica mencionó que, en la actualidad, el ISSSTE otorga a la mujer tres meses de licencia por maternidad; pero también debe dárselos al hombre si él cuida al recién nacido, por ejemplo, si queda viudo.

En el Sistema Nacional de Investigadores se apoya a la académica que dio a luz; sin embargo, los varones carecen de ese derecho; tampoco se les permite asistir a eventos de sus hijos. De igual manera, las leyes de seguridad social dan facilidades para que las mujeres se hagan cargo del cuidado de familiares enfermos, lo que no ocurre con los hombres.

También se concede extensión de los tiempos de becas en el posgrado para quienes tuvieron un bebé; “hay que dar la misma oportunidad a los padres para que cuiden a sus hijos”. Además, se debe lograr la igualdad a partir del género y que todas las personas, incluida la comunidad LGBT, tengan apoyo legal, opinó.

Martha Pérez Armendáriz, profesora de la Facultad de Medicina y presidenta del Grupo Mujer y Ciencia UNAM, expuso que se requieren lineamientos que flexibilicen los criterios de evaluación y, en particular, incluir consideraciones para académicas con hijos menores, padres que cuidan de sus niños, así como para quienes tienen hijos con discapacidad o adultos mayores a su cargo.

En estos momentos de emergencia sanitaria la docencia implica una gran responsabilidad, por lo que también debe incluirse como un criterio de puntaje para el personal académico; además de valorar a quienes producen material digital.

Consideró además que es necesario hacer ajustes a las evaluaciones por área experimental, porque hay quienes trabajan en campo o laboratorio y no han avanzado en sus investigaciones debido a la pandemia; así como generar cursos de perspectiva de género para los docentes.

En tanto, Luz María Galindo, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, recordó que antes de la pandemia se fragmentaba el modelo tradicional de división sexual del trabajo; en algunos países se crearon sistemas nacionales de cuidados, como Uruguay.

La especialista comentó que en la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2019, las mexicanas reportaron 12.3 horas de cuidados directos y 28 horas de pasivos, contra un promedio de 5.4 y 12.9 horas, respectivamente, para el caso de los hombres. Eso tiene un impacto en la población académica y estudiantil.

Subrayó que con la situación actual se reconfiguró la vida en todos sus ámbitos. Ante ese panorama propuso diseñar, implementar y evaluar las políticas de corresponsabilidad laboral, escolar, familiar y personal. “Se debe analizar y hacer cambios en la normatividad universitaria para considerar el tiempo de cuidados”.