Alfredo Ramos Martínez, fundador de las Escuelas de Pintura al Aire Libre 

Cultura

Por su trabajo para la fundación de las Escuelas de Pintura al Aire Libre con las cuales redefinió la naturaleza de la instrucción artística, así como por su obra plástica realizada en nuestro país, Europa y Estados Unidos, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), recuerdan este 12 de noviembre, a 149 años de su natalicio, el legado del pintor, acuarelista, muralista y educador Alfredo Ramos Martínez.

Oriundo de Monterrey, Nuevo León, donde nació el 12 de noviembre de 1871, Ramos Martínez incursionó en el arte a temprana edad, etapa en la que llegaron también los reconocimientos, ya que el retrato que hizo del gobernador de su estado natal fue premiado en una exposición realizada en San Antonio, Texas, lo que le valió una beca para estudiar en la Academia de Bellas Artes, mudándose con su familia a Coyoacán en la capital del país.

En la última década del siglo XIX, el artista viajó a Europa auspiciado por Phoebe Apperson Hearst, filántropa estadounidense, madre del magnate de medios, William Randolph Hearts, quien quedó sorprendida por su talento para pintar una carta-menú, ofrecida a su nombre por el entonces presidente Porfirio Díaz.

En Francia, Ramos se insertó en la vida bohemia de París y fue atraído por los círculos de jóvenes intelectuales latinoamericanos, como el poeta nicaragüense Rubén Darío, con quien mantuvo una estrecha amistad y el mexicano Amado Nervo. También conoció a los artistas Pablo Picasso, Claude Monet, Henri Matisse, Joaquín Sorolla Bastida y Auguste Rodin.

Durante su estancia en Europa exploró la pintura de paisaje y retratos de madres e hijos, en una reinterpretación de la tradicional imagen de la Madonna y el niño; también se acercó a temas eróticos y mitológicos que evocaban la pintura dieciochesca. En 1905, participó en el Salón anual de otoño y ganó una medalla de oro por Le Printemps, un paisaje de mujeres en rito primaveral. Ese año, Phoebe Apperson Hearst le comunicó que debido a que ya contaba con medios para vivir por su cuenta, su beca se daba por concluida.

Sin embargo, Ramos se mantuvo en Europa hasta 1909, no sin pasar por dificultades económicas, que lo llevaron a pintar láminas para ser vendidas por una escasa cantidad de dinero, aunque logró una exposición de acuarelas en Londres para hacerse de fondos.

Escuelas al aire libre

A su regreso a México en 1909 y tras la huelga de estudiantes de la Academia    Nacional en 1911, fue nombrado subdirector de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) y poco después, director de la misma institución, con lo que logró fundar la primera clase de paisaje al aire libre, en una casa de Santa Anita, Iztapalapa, de donde fue sustituido por Gerardo Murillo, Dr. Atl, al año siguiente, una vez que le suspendieron la cátedra.

Es hasta 1920 que Ramos Martínez fue llamado nuevamente para dirigir la ENBA. En esta segunda oportunidad, se dedicó a la expansión de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, labor que le hizo ganarse el título de “Padre del arte moderno”. En estos plateles incluyó como maestros a Rufino Tamayo, Louis Henri Jean Charlot, Francisco Díaz de León y Fernando Leal, quienes primero fueron alumnos. Ramón Cano Manilla, Ramón Alva de la Canal, Gabriel Fernández Ledesma y Rosario Cabrera, también fueron alumnos destacados.

Para poner en marcha dichos planteles, el artista regiomontano aprovechó su experiencia y la influencia que traía de su estancia en Europa -entre 1890 y 1909- donde conoció a los grandes exponentes de la corriente modernista y posmodernista lo que, fortalecido por su sentido de la primacía de la visión personal del artista, sentó las bases para redefinir la naturaleza de la instrucción artística en México. En 1914 abrió otra escuela al aire libre en Coyoacán. El trabajo realizado con sus alumnos fue exhibido en la Exposición de obras de escuelas públicas y de arte en el Pabellón de España donde tuvo una aceptación favorable.

El encargo en esa institución concluyó ocho años después, cuando renunció para   establecerse en Los Ángeles, California, por recomendación médica y para buscar tratamiento médico para su hija María. Una vez ubicado en esta ciudad, la obra del artista fue acogida por la comunidad de Hollywood, lo que le permitió realizar exhibiciones, contar con encargos y el apoyo de coleccionistas.

Su obra en el Munal

El Museo Nacional de Arte alberga una serie de obras del artista como Retrato de dama (1900), acuarela sobre cartón de su periodo en Europa; Paisaje con niña y hortensias (1916), pieza de gran formato al pastel, técnica predilecta del artista, donde retoma algunos de los principios impresionistas como el uso de una paleta clara y luminosa; y Dolores del Río a los 11 años de edad (1916), donde el pintor le confiere un aspecto etéreo a su protagonista al envolverla en un fondo de color neutro. Alfredo Ramos Martínez falleció en Los Ángeles, California, el 8 de noviembre de 1946.

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