Agustín Hernández Navarro y Xavier Cortés Rocha han hecho de la arquitectura y del patrimonio un campo de orgullo para México

Cultura

Xavier Cortés Rocha y Agustín Hernández Navarro, entre aplausos y una cálida ovación, recibieron de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y de la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Dra. Lucina Jiménez, la Medalla Bellas Artes en el campo de Arquitectura y Patrimonio, que se otorga por primera vez, y de Arquitectura, respectivamente, en una emotiva ceremonia celebrada la noche del lunes en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.Con la presencia de muchos amigos e invitados especiales, como el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue, la titular del INBAL refirió que con este galardón se reconoce a “dos grandes figuras, a dos sabios, a dos maestros, a dos arquitectos que han entregado su vida en un trayecto, cada uno en su propia dinámica y ruta, pero, al mismo tiempo, contribuyendo en una relación absoluta de arquitectura, patrimonio e identidad.
Destacó que la secretaria Alejandra Frausto, a través del INBAL, reconoce las trayectorias de los dos arquitectos mexicanos por sus aportes al arte y a la cultura del país.
Arquitectura, arte y geometría
El arquitecto Agustín Hernández Navarro recordó su paso por la Academia de San Carlos, “en una época en la cual la enseñanza de la arquitectura era rígida, basada en retículas cuadradas, motivo de mi evolución como un arquitecto que no tiene estilo, que busca lo desconocido y la sorpresa misma de lo novedoso”.
Rememoró, asimismo, su proyecto de tesis, un centro cultural de arte moderno que fue elogiado por artistas como Diego Rivera y Dr. Atl, “quien dijo que era una explosión volcánica. Desde entonces he buscado que mi arquitectura no sólo sea una construcción, sino que alcance un nivel superior de arte.
Existen varios factores que intervienen en la arquitectura, agregó: “La estructura, la forma, la función, la estética, la estática y la economía, todo a través del recurso de la geometría como ciencia exacta de las proporciones espaciales. Una vez dije que la geometría es mi religión; es la que ha dominado siempre todo en mi arquitectura, que no ha sido mi único modus vivendi, pues he hecho escultura también. Mi búsqueda ha sido una arquitectura que sea netamente mexicana, que trascienda mundialmente y pueda ser un ejemplo para los jóvenes”.
El patrimonio es memoria de cuidado colectivo
En su intervención, Xavier Cortés Rocha aseveró que “recibir la Medalla Bellas Artes, que se otorga por primera vez en la categoría de patrimonio, es un gran privilegio. Entendemos que el patrimonio es aquello que heredamos, que las generaciones anteriores nos legaron, por lo cual es importante preservarlo y entregarlo a las nuevas generaciones. Es un valioso elemento que tiene un significado único, nos une y crea sentido de pertenencia y arraigo, y que está vinculado a la identidad”.
Narró parte de su trayectoria y dijo que su acercamiento al patrimonio fue paulatino y circunstancial, y alcanzó su punto más significativo con el plan maestro de rehabilitación de la Catedral Metropolitana cuando fue titular de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, hoy Secretaría de Cultura, “el cual llegó hasta sus últimas consecuencias y derivó en el Plan Nacional de Catedrales”.
También aseguró que “la rehabilitación del patrimonio arquitectónico debe ser una actividad sistemática y responsable, basada en una estricta investigación histórica, técnica y antropológica, y en una tecnología constructiva responsablemente actualizada. Ésta es la única manera de transmitir un sentido de apreciación y respeto por los edificios históricos, para reforzar nuestra identidad. Todos tenemos derecho a disfrutar del patrimonio, pero debemos asumir su conservación como una responsabilidad compartida”.
Rebeldía y congruencia
La directora general del INBAL aseveró que “rebeldía y congruencia son dos características que animan al arquitecto Agustín Hernández a no sólo sostener esa visión de desmarcarse de las tendencias dominantes de la arquitectura y buscar en sus propias raíces de memoria prehispánica un sentido de contemporaneidad, sino que, además, nos deja, desde esa familia artística a la que pertenece, una arquitectura que tiene emoción, que nos llena de orgullo y de alegría, al sabernos profundamente mexicanos cuando admiramos su trabajo.
Así también reveló que en esa modestia del creador del diseño arquitectónico de la emblemática Casa del Árbol, lo llevó a omitir que otro de sus actos de rebeldía fue haberse graduado con mención honorífica.
“Asimismo, es un arquitecto que ha formado a muchas generaciones y que, como lo ha mostrado hoy, tiene una lucidez impactante, una postura muy clara en su relación con lo que significa hacer arquitectura en México; un hombre que ha puesto a México en un escenario grande; ejemplar, disciplinado, y generoso.”
La arquitectura no se entiende sin patrimonio
La Dra. Lucina Jiménez agregó que se decidió abrir la Medalla Bellas Artes al campo del patrimonio “porque no es posible separar la arquitectura del patrimonio, ni entender el patrimonio sin bases de diseño, estéticas; sin memoria histórica, y sin la posibilidad de hacerlo parte esencial de nuestras formas de sentirnos y ser mexicanos.
“Creo que el aporte del doctor Cortés Rocha habla del ser humano generoso, noble, educado, que no ha tenido duda alguna de entregar su vida a las instituciones, y eso es algo que a mí me gustaría subrayar, porque hacer institucionalidad en un país como éste es también crear gobernabilidad y fortalecerlo.
“Cuando dialogamos con la secretaria de Cultura acerca de la posibilidad de crear esta medalla en el rubro de patrimonio, nos dijo: ‘Por supuesto, esa medalla debió haber existido desde hace mucho, pero nunca es tarde para hacerlo’. De ahí que celebramos hoy entregar estas medallas a dos personas que han hecho de la arquitectura y del patrimonio un campo de orgullo para México. La Medalla Bellas Artes se entrega a personas de gran trayectoria que han construido y formado a nuevas generaciones, y que han dejado en nuestra memoria no sólo un trabajo edificado, sino, sobre todo, un conocimiento, una manera de crear, de concebir y de hacernos sentir mexicanos”, concluyó.
La maestra Louise Noelle Gras y el arquitecto Marcos Mazari presentaron a los arquitectos reconocidos e hicieron un breve recuento de su trayectoria. Louise Noelle calificó la obra de Hernández Navarro como audaz, original, novedosa, sugestiva, sorprendente, funcional y técnicamente perfecta, “con una preocupación por identificarse con el pasado prehispánico. Marcos Mazari, por su parte, aseguró que en el trabajo de Cortés Rocha hay una articulación entre la conservación, la restauración y la arquitectura con el entorno tangible e intangible, “desde la época virreinal hasta el siglo XX”.
Agustín Hernández Navarro (Ciudad de México, 1924) ha llevado a cabo una importante revaloración de la cultura mexicana a partir de un lenguaje arquitectónico personal. Cuenta entre sus obras más representativas la Escuela del Ballet Folklórico, el Taller de Arquitectura, el Heroico Colegio Militar (en colaboración con Manuel González Rul) el Centro de Meditación de Cuernavaca, el Centro Corporativo Calakmul de Santa Fe, el Edificio Administrativo de la Universidad Autónoma del Estado de México en Toluca y el Monumento al Ejército Mexicano, en nuestro país, así como el Pabellón Mexicano de la Expo 70 de Osaka, en Japón.
Xavier Cortés Rocha (Tampico, Tamaulipas, 1943) ha realizado una imprescindible labor de protección al patrimonio nacional. Arquitecto, maestro y doctor en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la UNAM, con estudios en Urbanismo en la Universidad de París, es profesor emérito de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Ha desarrollado un importante trabajo a favor de la gestión cultural y el avance de la investigación sobre la arquitectura novohispana. Su labor profesional abarca proyectos tanto de arquitectura y patrimonio, como de planeación urbana.
Instituida en 1993, la Medalla Bellas Artes es el máximo galardón otorgado por el INBAL en las áreas de teatro, música, danza, literatura, artes visuales, ópera, arquitectura y patrimonio.